Mi pie izquierdo, revuelto y rebelde, ha proclamado su hartazgo de ser siempre el sumiso. "Daniel" como lo llamo, critica que toda mi atención motriz se centre en "Juan Carlos", mi pie derecho. Mientras me rascaba el talón, Daniel comenzó su queja: "Hombre, ¿hasta que te acuerdas de que existo? No puede ser que uno venga a este mundo solo para estar encerrado en calcetines y zapatos, y encima ser el menos favorito".

Siendo hijo único, a menudo me preguntaban por quién había hecho las travesuras de niño. "¿Quién lo hizo?" preguntaban las trabajadoras domésticas. ¿Acaso tenía hermanos para culpar?

Juan Carlos también está molesto. Ayer pateé una lata llena de piedras y ambos sufrimos las consecuencias. Ahora, está adormilado por los calmantes y vendado. "¿Por qué siempre me haces estas cosas? ¿Por qué no lo haces con Daniel?", protesta Juan Carlos, cansado de ser siempre el que se lastima y el que se cansa, mientras que Daniel camina elegante y tranquilo.

Qué dilema, ¿no? ¿Qué hacer cuando el cerebro tiene estas preferencias arraigadas y parece imposible cambiarlas?

Algunos de ustedes esperaban la continuación de la "huelga doméstica", y quizás piensen que la olvidé. La realidad es que solo tengo interés por el interés, y ese mismo lo debo. No tengo ni en qué caerme muerto, ni siquiera de amor.

Este drama está convirtiéndose poco a poco en tragedia. La Memoria ha estado manipulando mucho, ayudada, por supuesto, por la Imaginación. Quienes han leído mis últimos escritos desde "Insurgencia Interior" se darán cuenta de que recuperé la "i" que se había convertido en "¡" y la "h" que se había transformado en "-". Sin embargo, no me confío completamente; sospecho que están infiltradas solo para espiar cada movimiento.

"Todo se Paga" podría revelarles el juego que estas dos víboras mal nacidas tienen entre manos. Me han enviado recuerdos junto con la inspiración exacta, envueltos en un regalo de odio y rencor, evocando imágenes que jamás creí recordar, de aguas turbias en las que casi me ahogo.

También me han coaccionado a escribir sobre Hyde y nuestros juegos con el mundo, abriendo las cárceles de situaciones que en su momento eran normales pero que ahora son embarazosas de recordar. La conciencia, como siempre, llega con sus sermones aburridos y un ejército de culpas. Gracias a la aceptación de mi bipolaridad y su manejo, evito caer en la depresión, evitando escribir cursilerías de amor y soledad.

Estoy intentando organizar una reunión con todos los elementos que aún están de mi lado, pero los revoltosos hacen difícil usarlos como debería. Vi algunos recuerdos árabes, lo que podría significar que están planeando algo grande. No todos los árabes son terroristas, pero la obcecación es notoria, y no permitiré que esto lleve a un derramamiento de sangre ni que Jekyll tome el control completo.

Así son las huelgas, a veces uno desea que terminen pronto, pero se complican porque ninguna de las partes quiere ceder y ambas creen tener la razón.