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Los límites del progreso

Los primeros usuarios del excusado fueron miembros de la realeza. Seguro que los que inventaron la bombilla eléctrica, el teléfono y muchas otras maravillas modernas no imaginaron que podrían estos popularizarse de la manera que lo han hecho. Esta es la “magia” de las economías de escala, la producción masiva abarata los costos de producción y aumenta la productividad que termina por abaratar bienes que empezaron siendo de lujo (Adam Smith). Este hecho económico, junto con el avance espectacular de la ciencia, ha inspirado una gran fe en el progreso infinito del ser humano.

Pero, ¿puede ser el progreso realmente infinito?, Si no ¿cuales podrían ser los límites de este milagroso progreso moderno? Termodinámicamente hablando toda la producción del planeta tiene disponible una cierta cantidad de energía que puede ser liberada con ganancia energética. En este momento estamos consumiendo recursos que llevaron millones o miles de años en producirse naturalmente. Aunque aun estemos lejos de acabarnos todo los recursos disponibles en la naturaleza, por primera vez en la historia vemos cómo pueden llegar a terminarse.

¿Qué modelo de vida digna podríamos aspirar a hacer universal para acabar con la pobreza? Es un hecho que si los pobres del mundo consumieran los bienes que consume una persona de clase media en un país desarrollado este planeta no aguantaría ese ritmo. Para que nuestro planeta sea viable en el tiempo es necesario que las personas no tomen de la naturaleza más de lo que esta pueda ofrecer y renovar. Y para que una sociedad sea viable es necesario que las personas no consuman más de lo que producen. Una sociedad puede resistir una cantidad de improductividad hasta volverse inviable. Cualquiera que fuera el modelo de vida que se establezca como mínimo en el mundo necesita tomar en cuenta estos límites.

Gabriel Zaid menciona otro límite importante: la atención personal. Cuantas personas necesita una persona para lograr convertirse y permanecer como alguien productivo a su vez. El sector servicios tiene aun un límite más crítico que el de la productividad de bienes. Un carro o unos pantalones pueden producirse masivamente en una línea de montaje eficiente y dejar muy muy atrás al artesano. Pero un corte de cabello toma más o menos el mismo tiempo y personas desde la época de la antigua roma. Difícilmente se podría quintuplicar la productividad de un maestro, una niñera, una dentista, un prostituto o una terapeuta, sin bajar al mismo tiempo la calidad de la atención. Las economías de escala no funcionan cuando se trata de servicios que la gente hace a otra gente, a menos hasta que tengamos esclavos robots inteligentes cuyo trabajo produzca más de lo que se necesita para crearlo y mantenerlo.

Pensemos que en una sociedad igualitaria la criada cobraría lo mismo que su patrón cobra. En una sociedad sin pobres contratar a otra persona para que te preste un servicio personalizado sería muy costoso, el tiempo de unos valdría igual que el de otros. No importa que tanto se progrese ciertas cosas siempre serán un privilegio. Como los puestos de mando, el micrófono, la cámara, el podio, el escenario o pasar cinco años de tu vida productiva en un salón de clases y por supuesto cualquier tipo de servicio personalizado. Yo tengo una teoría que no sé bien como poner a prueba. Creo que acabar con la pobreza puede ser posible, pero no sin que la clase media y alta entiendan que muchas cosas que demandan como derechos son en realidad privilegios. Igualar “por arriba” es decir privilegiar a todos nunca será posible. La meta debe ser igualar por “por abajo”, es decir garantizar un mínimo creciente (en la medida de lo posible) para todos. Esto no se logra destruyendo todos los privilegios (aunque podría ayudar) como se propone el anarquismo o dijo que haría el comunismo (aunque solo cambió una “raza” de privilegiados por otra).

¿Se puede vivir dignamente sin vivir en la ciudad, sin un título universitario, sin carro, sin criada, sin un alto puesto dentro de la burocracia privada o pública?, Si la respuesta es sí, tenemos esperanza de que todos vivamos una vida digna.

Modelos de vida, tiempo y cosas.

Si una persona no cubre sus necesidades porque no encuentra empleo o porque esta mal pagada, es una injusticia sin duda (y si vive en un sistema capitalista es culpa del capitalismo, sin duda). Pero si una persona ha decidido trabajar menos y tener menos necesidades allí no existe ninguna injusticia. Los aumentos de productividad se pueden usar para dos cosas: aumentar la producción y por tanto nuestra riqueza o para trabajar menos. Cualquiera que sea la decisión de una persona para mí es correcta, mientras esa persona la tome libremente. La explotación es una cosa reprobable, excepto en un caso, cuando las personas deciden explotarse a sí mismos, es decir cuando es voluntaria. En esos casos se les puede ver hasta con admiración, pero en mi opinión el caso contrario es también respetable. Una persona que ha decidido trabajar menos de lo que podría hacerlo no tiene por que merecer la reprobación, incluso si debido a eso es pobre y no tiene todas las cosas sin las que los demás “no podemos vivir” (como carro, computadora, perfumes finos etc). El desempleo o subempleo no son cosas malas, cuando son voluntarias.

Muchos bienintencionados han intentado ayudar a las indígenas de salir de su atraso y con esta idea se les pidió a los indígenas dejar de ser indígenas, a los campesinos dejar de ser campesinos, como si nuestro modelo de vida fuera el único digno. Una sociedad justa no es aquella donde se ha logrado imponer a todos un modelo de vida estándar sino una que permite que la libertad de todas las personas se realice. La clave está en las palabras “libre” y “voluntario”. El verdadero progreso permite que cada cual ingrese al progreso en sus propios términos y condiciones. Claro que no hay quien no quiera comer, pero vuelvo al punto querrá comer en sus propios términos y condiciones. Esta es la forma de ayudar a los pobres sin despreciar su autonomía y modelo de vida.

La vida del campesino, la economía de subsistencia no son necesariamente una garantía de miseria. Veamos a los Menonitas, a los Amish, a las comunas hippies o los monasterios y ermitas que se desarrollaban en el campo. No vivían en la miseria, se trataba de unidades productivas eficientes que integraban del progreso moderno lo que consideraban conveniente sin dejarse arrastrar por él. Marginados, manteniendo un mínimo de intercambio con otras comunidades, pero viviendo bien, allí donde está, viviendo mejor que la comunidad rural promedio.

Ya se lo que piensan, ¿qué derecho tengo yo, un estudiante universitario, con carro, computadora y muchos más privilegios de decir que los campesinos se queden allí donde están? No, ninguno, si al decirlo lo convierto en una orden, sugerencia o pedido. Quién no quiera quedarse al margen, no tiene por qué hacerlo. Reconozco mis contradicciones, yo tampoco cambiaría mi vida por la de un indígena, pero no puedo decirle tampoco que un día todos podremos vivir de manera privilegiada, como yo, eso es una mentira. Ese paraíso nunca llegará, por lo menos en nuestro tiempo de vida. En cambio me seduce mucho más la idea de una mejora inmediata, concreta de las condiciones de vida de la gente, no me seduce la utopía que llegará cuando todos estemos muertos, eso es tan cruel como ese cuento de que al morir viviremos la vida feliz que no pudimos tener aquí en la tierra.

Las malditas condiciones de intercambio.

Los más pobres entre los pobres no son los obreros oprimidos por empresarios, los más pobres entre los pobres son empresarios sin recursos. Pequeños productores agrícolas cuyo proyecto de subsistencia se ve frustrado por la escasez de recursos. El culpable más frecuentemente señalado se llama “condiciones de intercambio”. Se dice que entre el campo y la ciudad hay un intercambio que empobrece al campo, de la misma manera como entre países pobres y ricos hay un intercambio injusto que enriquece a los ricos y empobrece a los pobres. Seguro que habrá muchos intercambios injustos desde el punto de vista del que vende barato y compra caro. Pero quienes se refieren a esto pasan por alto un dato significativo que los pobres entre los pobres no toman parte alguna en estos intercambios.

La ciudad usa al campo para abastecerse de productos primarios, es cierto, pero el intercambio lo hace mayoritariamente con el sector moderno del campo, no con el sector marginado del campo. Igual entre países pobres y ricos los intercambios se hacen con “las islas de riqueza”, no con el sector más marginado y pobre, al que si acaso emplean como mano de obra barata en un porcentaje insignificante. Como he dicho en este intercambio de mano de obra por inversión productiva seguro que habrá mucha injusticia, pero esta injusticia no explica la pobreza general. El sector marginado esta al margen de ese intercambio sea justo o injusto.

El campesino más pobre trabaja por su cuenta, produciendo casi exclusivamente para su propio consumo, con muy poco o nada de excedente para el intercambio en el mercado local. Paradójicamente quien desea ayudarlos desea que estos se integren al mercado global. El problema con este deseo es que la integración de un agricultor comercial más al mercado abarata los alimentos que la ciudad consume a precios ya señalados como injustamente bajos. La lógica del mercado nos señala que una vez que hay los alimentos suficientes no puede haber más gente produciendo alimentos para el mercado urbano y moderno. ¿Qué deberán hacer entonces estos campesinos no requeridos por el gran mercado moderno?, ¿Irse a la ciudad a lavar coches, limpiar casas o a estudiar una maestría? Mi respuesta es que deberían apoyárseles para que hagan lo que desean hacer, incluyendo seguir siendo campesinos. Amartya Sen ya lo ha señalado la pobreza es ante todo una falta de libertad.

En el próximo y último ensayo vendrán las ideas constructivas por fin, lo prometo. Saludos a todos los chicos y chicas cool.

Texto agregado el 11-08-2008, y leído por 242 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
15-10-2008 En esta porción de la pizza me encuentro con un revoltijo de buena muzzarella con anchoas en mal estado. Há bajado también la calidad literaria. Parece ser que el científico a desdeñado al escritor. ergo (4*) ergozsoft
 
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