Acabar con la pobreza I.

Desde hace siglos la imaginación humana ha estado desarrollando proyectos morales en extremo ambiciosos. Estamos hablando de la libertad, la igualdad, la fraternidad, la paz perpetua, la equidad de genero, la protección de la infancia, el trabajo creador, el derecho al ocio, etc. Pero ha decir verdad a pesar del tiempo que llevan funcionando ninguno de estos han sido realizados más que en forma simbólica, parcial o demagógica. En otras culturas o épocas los proyectos morales han sido más realistas, en nuestra cultura (moderna y occidental) ni siquiera somos capaces habitualmente de imaginar el tamaño de la empresa. Damos por sentado (los más optimistas) que en algún momento y de alguna manera que no conocemos podrán realizarse. A continuación una serie de consideraciones en forma de ensayos acerca de lo que implicaría lograr uno de los proyectos más acariciados (y en mi opinión posibles), acabar con la pobreza en el mundo.

Introducción obligada, el problema de conciencia.

Para que la pobreza no lastime nuestras buenas conciencias hay dos caminos: ocultarla o resolver el problema. Para ocultarla ya existen numerosos mecanismos efectivos que separan a la gente por ingresos, no se vive en los mismos lugares, no van a las mismas escuelas, a los mismos parques, a los mismos bares, tal vez por consecuencia de esto último los pobres y los ricos rara vez se casan o se ven fuera de los cruceros. Para resolver el problema y acabar con la pobreza hay más planes e ideas que ejemplos de éxito, pero los hay. Pero por principio tomar cualquiera de los dos caminos es una equivocación si creemos que el problema aquí es nuestra conciencia.

El problema de nuestra conciencia se puede resolver sin que la pobreza se reduzca siquiera, simplemente ayudando, es más con buenas intenciones bastaría. Que bueno tener conciencia, pero si pensamos que aliviar nuestra conciencia es lo principal todo podría concluir con la redacción de un ensayito como este.

Conceptos de pobreza.

La pregunta básica es cuando una persona puede considerarse pobre, los enfoques teóricos y metodologías para responder a la pregunta son numerosas. Lo más usual y sencillo es considerar a la pobreza como una falla por el lado del ingreso y el consumo, es decir un déficit por el lado de la demanda. Esta forma es la más popular, las encuestas económicas preguntan cosas cómo cuanto se gana al mes o si se tiene tantos aparatos eléctricos, tantos cuartos etc. Este enfoque permite una rápida y sencilla identificación de los pobres en términos aritméticos.

El problema con este enfoque es si hay que considerar si se debe medir a la pobreza en forma absoluta o relativa, es decir si se considera pobre a alguien que esta por debajo de la media (lo que daría por resultado que siempre habrá pobres) o si hay un umbral absoluto el cual es aplicable a cualquier universo a estudiar. El enfoque relativo también es conocido como el enfoque de la exclusión o marginación social. Este tiene el problema de que todo lujo o privilegio altera la percepción de la situación de los demás haciéndolos más pobres. El enfoque absoluto es el que mayor aceptación ha tenido en las organizaciones internacionales, pero que tiene el problema no menor de definir las necesidades humanas básicas para encontrar ese umbral absoluto. Al final tanto el absoluto como el relativo son afectados por las percepciones de cada cultura, debido a que las necesidades son siempre culturalmente determinadas.

En esta discusión el economista Amartya Sen ha hecho aportes determinantes, reconociendo que en principio ambos enfoques pueden complementarse. Por ejemplo medir la pobreza en términos absolutos tienen fundamento pues existen “un núcleo irreductible de privaciones” que no son afectadas por cuestiones culturales; las muertes por hambre, la desnutrición y en general toda penuria que se refleje en la eficiencia física de una persona estas no son cuestiones que dependan de puntos de vista relativos.

Pero digamos que agregáramos un tercer elemento en esto de la pobreza. Entre el ingreso y el consumo del pobre media la oferta de bienes y servicios privados o públicos. ¿Qué tal si en vez de ver a la pobreza como una falta de ingreso o consumo la viéramos una falla en la oferta? Es decir y que tal si no es la cantidad de dinero que una persona gana sino que la sociedad no produce el tipo de productos que los más pobres demandan. En otro ensayo decía que la obesidad del primer mundo encarece los alimentos que los más pobres no pueden comprar. Pero si dejamos de ver el asunto solo por el lado del consumo nos damos cuenta que el primer mundo no solo consume mucho sino que también produce mucho.

¿Cuánto cuesta la dignidad humana?

La dignidad humana no tiene precio. Pero, ¿qué significa esto exactamente?, Significa que la persona humana tiene un valor infinito y su valor no es cuantificable en dinero. Pero si no es cuantificable en dinero, ¿significa que todos meremos todo lo que el dinero puede comprar (atención personal, cuidados, diversión, emoción, acceso a la cultura etc)?. Pensemos en un ejemplo ¿cuánto puede valer la vida una persona enferma? Frente a todos los costos de las medicinas y los tratamientos, la vida seguirá siendo más valiosa. ¿No merecemos todos el médico más caro, la clínica más avanzada del mundo?, ¿No meremos la atención de la mayor eminencia científica en el ramo? Y más, ¿no meremos todos ir a la mejor universidad del mundo?, ¿No meremos todos viajar y conocer París, Nueva York, Tokio?, ¿No merecemos todos tener acceso a disfrutar de los mejores museos del mundo? ¿No merecemos todos tener acceso a terapia psicológica si lo requerimos?, ¿No tenemos todos derecho a tener acceso a un buen sexólogo que nos asesore en caso de tener problemas de orgasmo? ¿NO VALE MUCHO MÁS LA DIGNIDIDAD HUMANA QUE EL DINERO QUE PUEDA COSTAR EL ACCESO A TODO LO QUE LA MODERNIDAD PUEDE OFRECER? He aquí la trampa, la respuesta a esta última pregunta es SI y por tanto resulta siempre incorrecto tratar de medir la dignidad humana en términos de costos financieros, no importa que tan alta resulte la cifra siempre será un numero finito frente al valor infinito de la persona.

Si acabar con la pobreza es posible, ¿qué modelo de vida digna sería el estándar universal?, ¿Sería acaso un modelo en donde todos viviéramos en la ciudad, con carro, estudios universitarios y vacaciones dos veces al año?, ¿Un mundo donde todos tuviéramos un trabajo de oficina con buenas oportunidades ascensos y una criada que se ocupa de la casa e hijos que no podemos atender por trabajar tanto en la oficina?, ¿Tendría la criada a su vez una criada que limpie su casa mientras limpia la nuestra? La pobreza lastima la dignidad humana, pero ¿significa esto que para salvaguardar la dignidad humana se necesita recursos infinitos para todos? Todo depende de que entendamos por vida indigna. Para algunos cargar maletas, limpiar pisos, hacer camas, vivir la vida de un campesino es algo que no soportarían, que lastimaría su dignidad.

La razón de hablar de todo esto es para subrayar un punto que regularmente se nos escapa a gente que tiene computadora, internet y estudios universitarios. Nuestra idea de vida digna podría estar sesgada por nuestra perspectiva. Podríamos estar defendiendo como derechos cosas que son y siempre serán privilegios. ¿Qué tal si en vez de pedir autopistas pedimos caminos rurales, transporte público?, ¿Qué tal si en vez de intentar que todos vayamos a la universidad, tratemos de concentrarnos en la educación primaria para todos?, ¿Qué tal si en vez de pujar por tener acceso a lo último y más moderno intentamos fortalecer lo básico (comida, agua, ropa y techo barato para todos)?, ¿Qué tal si la clase media deja de pedir cosas de primer mundo para sí mismos y nos concentramos en las cosas elementales de las que carece los pobres? La dignidad humana es infinita en valor, pero podría lograrse con poco dinero, depende de lo que entendamos por una vida digna.

Paz y prosperidad para todas las chicas cool.