En el jardín de las muertes
brillan sarcasmos de acero entre los mármoles. Sé descifrar los nombres pero las raíces las he olvidado. Camino cansado. Al fondo hay una mujer inevitable. Doy un rápido giro a mi destino. Echo los dados que no caen. (Sé bien que están trucados y que la suma de sus caras siempre es cero).
Alguien a mis espaldas me llama.
Salgo huyendo de la mujer, de los dados, de los sarcasmos... del sueño.
Texto agregado el 28-04-2004, y leído por 145
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