Mi amiga Luzyalegría tiene un cuadro de Van Gogh en su bio, y me animó a escribir algo... Pues no es mucho, pero aquí está:
Son lágrimas tus hojas, ciprés, amigo,
oscilan verdesecas de tristeza.
Y yo, aquí me ves, enjuto gato
quien todavía gusta de tu encuentro
y recuerda las veces (¡Cuántas veces!)
que hizo tanto alarde de treparte.
Estamos viejos, ya... Nos falta poco,
caeremos suave, porque así es la vida.
Y por todos estos años de franqueza
exclusiva de los que nunca han sido humanos,
(no tuvimos por suerte esa desgracia)
me gustaría mañana cuando muera
apoyar este lomo en tu tronco de estatua.
No hay mucho más que hacer, ciprés querido,
el camino, verás, tornó en desierto,
no están las voces alegres de la infancia
ni pájaros que quieran esconderse
dentro de tu maraña verde oscura.
El sol despuntará y hará cosquillas
hasta en la última hoja enmudecida.
Todo será tranquilo como siempre.
Me encontrarán dormido y amparado
bajo tu poca sombra, sobre tu triste tierra.
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