Demonios que vendieron los derechos de mi posesiòn a un gato en una tumba... el alma no existe porque ya me excedí escribiendo sobre ella, se consumió con sus letras en mi mano entre el fuego de la noche fría.

Mezcalina y mezcal para borrar las huellas de la edad... los 17 y su peso han caìdo... seres mutantes cuyas alas desaparecen en pleno vuelo y que ahora acabaràn en el estante de lo bizarro.

Esta idea, estos deseos de muerte que se fusionan con el terror y se plasman en mi rostro como gelatina sobre plata... son solo sombras... son tumbas otra vez, las imàgenes en càmara acelerada de una mente... todo se funde en una distorsiòn malsana, todo es un delirio, todo es desabrido e irritante... huesos bajo la cama que por las noches dan un concierto cloqueante... el sonido del reloj que nunca encuentro me enloquece... mi ombligo vomita lejìa... cada 3 dìas... cada 3 horas... los sueños que se materializan no me interesan ahora, ahora soo quiero pesadillas, pesadillas demenciales, pesadillas de manicomio... deseo un hospital y deseo paredes acolchadas, deseo medicamentos, deseo electrochoques, deseo batas blancas... deseo enloquecer de verdad, que todo esto deje de ser un absurdo e insulso pretexto... nada de esto nos ha vuelto fuertes, nada de esto nos ha vuelto dèbiles, solo seguimos siendo humanos... seguimos siendo perros raquìticos caminando en dos patas... somos el mas grande circo de los horrores, somos el agobio encarnado...