El amanecer golpea sus improvisadas camas
cartones que albergan nuevas esperanzas
hoy mullido colchón humedecido.
Sueños de héroes en peligro danzan.

Acurrucados unos con otros
suman calor que sin piel abrazan
buscando caricias abandonadas
seguida por tribuna de miradas.

Harapos pretenden cubrir carnes golpeadas
por manos llenas de rencor y de venganza
sintiendo placer por el sufrir del otro
en su miseria se entrega a la matanza.

Se perdía en la sombra el futuro
espejo de tristeza apunta con su filo
arañan los pies las aguas bravas
y al filo de las piedras, delirio.

Pateando tachos la sombra al ocio llama
pelota de papel que dura poco
como el pan dibujado en la pared
sonríe al bolsillo, del saco roto.

Esa pobreza adolescente, adulta
siembra angustia, carente desamor
de una madre que parió después de ser

violada
negando al hijo que nunca concebio.

El hambre reina naturalmente
la respuesta niega aquel deseo no permitido
el plato suculento espejismo delirado
pomposamente se pasea y es contenido.

Muerta el alma sin nacer
al mundo de los vivos
lastima las entrañas con dolor
festival de lo negro y sombrío.