De un soplo las imágenes de sus recuerdos se esfumaron,
Y allí, en alta mar,
La diosa del mar lo observaba
Calidamente, sin pronunciar palabra.
El, cerró el puño y miro con el ceño fruncido
En el horizonte, en la inmensidad del mar,
Cerró los ojos y sintió una leve brisa suave,
Los abrió y su mirada ya no fue la misma,
Pues era el perfume de su dama el que lo rociaba.
Y entonces miro a la dama del mar,
Y le hizo la pregunta que tantas veces se preguntaba.
¿Donde mi dama esta?
La diosa del mar, una sonrisa ensancho
Y le mostró en una burbuja acontecimientos que el desconocía.
Vio a su dama preparando un barco tras la partida de su amado,
Salio en su busca, no le importaba las brumas,
De una tormenta se unió,
Y de un rayo desapareció.
El caballero sollozo ante la verdad
Y volvió a gritar
¿Donde querida estas?
Entonces la miró, allí, tan hermosa,
En medio del océano, con un vestido blanco de seda,
Con el cabello bailando con el viento. Tan pálida como la espuma
De la fuerza de las olas.
Ella sonreía, no dejaba de hacerlo,
Lo miraba, por fin lo tenía ante si,
Su noble caballero,
El, a su dama amada.
La diosa del mar los miro
Y fijamente al caballero se volteo
_ ella viva no esta, su alma pertenece ahora en Las profundidades de este mar,
Dime buen señor, ¿deseáis con ella estar?
El caballero apretó contra su pecho el colgante de su amada,
Suspiró, un último suspiro y dijo:
_ “Que mas puedo pedirle a la vida si
Ella es mi vida y bienestar, mi sonrisa al despertar,
Un sueño por realizar, un amor para la eternidad,
Un beso sellado y bello que me hace suspirar,
Dama del mar, con ella yo quiero estar”.
La dama emitió una leve sonrisa, cogio el alma del caballero,
Y lo llevo hacia su dama.
El feliz en su interior,
A su dama perdida abrazó,
Y con ella en el otro mundo vivió.
FIN.
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