Ha caído la ceniza sobre el pan,
léntamente nevó con sol.
No alcanzó la primavera vecina
a florecer con su voz una vez más.
Color luto viste la primavera llegada.
Llanto oscuro cae de las banderas.
Cuarenta y dos canciones,
como su Madre, sin que ella cantara.
El sol se disuelve en el agua.
La vida se va con el tiempo.
El río canta con las piedras,
se queda mudo en el aire.
Mil notas se quedaron
en la escuela de su canto,
y el mundo llora.
¿Por qué su vida no tendría
seis cuerdas como su guitarra?.
Se rompió la única cuerda
de la guitarra de su vida,
y el mundo llora.
Era una guitarra su vida
de un millón de notas,
de un millón de melodías
en cuarenta y dos canciones.
Rey, ven a ver tus raíces florecidas
aún después de tu muerte.
Como aún florece tu vida.
Como aún canta tu río.
Como aún se rompen
y no se rompen tus cuerdas.
Ven a ver como canta una guitarra.
Tus raíces con flores.
No está tu agua en el viento
y la primavera llora, pero se consuela.
Aún está tu canto
y el mundo sigue llorando.
Ven a ver como lloran.
Ven a ver tus raíces, tus flores,
tu agua entre las piedras,
tu canto en un millón de notas.
Recuérdate tú mismo.
Ven a escucharte.
Déjales regar con tu agua
tus raíces de flores,
tus canciones con tu recuerdo
de notas y de cuerdas.
No envejecerá tu tiempo ido,
porque el mundo llora en tu recuerdo,
porque aún hay agua en tu río
y el sol no la evapora,
como la nieve que es de agua.
Mira tus racimos,
en cada uno de ellos hay vino,
y el vino también canta
y hace cantar tus racimos.
Ven a vivirte recordado
que el mundo no se cansa de llorar
y está regando tu río con su sangre
para embellecer tu canto.
08.09.77
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