Tu cultivo aún no termina
y tiene espinas aunque no son rosas.
Yo soy tu siembra, de aguas Padre,
tú el forjador de mi semilla
y de mis heridas, pero te perdono,
como no he de perdonarte
el don mágico de vivir.

Me he bebido tus años,
tu trabajo antiguo de presente
y día a día te absorbo la vida.
Deja abrir mis venas
para regar la tierra seca
con el pecado de ser tu hijo.

Si te miento Padre.
me hundo más en el pecado
y tú cada día eres más grande.
Si me crees Padre,
es mejor que me creas
y no sientas como me hundo.

Aunque vaciara mis venas
y pusiera en ellas vertientes,
agua solamente pura
no sería pecar el mirarte,
ni hablar y decirte:
Padre yo soy parte de tu mar.

Me he bebido tus años
y cada día te pido más.
De ti soy pecador.
De tus años tu vida.
De cada hora tuya
tomo miles de minutos
y tu esfuerzo yo lo aspiro
dejándote sólo un poco.
Soy como ellos todos,
quizás fuiste como ellos:
Pago con tus horas,
invito con tu esfuerzo.

Pérdoname por ser tu hijo
y agradecerte con tus palabras,
que yo las he hecho mías.

Haz triunfado Padre
Porque he triunfado yo,
y no quiero fracasar
porque fracasarías tú.
Déjame seguir pecando,
porque en mi pecado
—no lo sientes—
hay también gratitud.
19.06.77