Que los gritos sulfurantes
de las verdades aturdidas
mueran en lo más alto
de las glorias borrascosas
para no alcanzarlas nunca.
Mientras me embriago en mentiras
de seda y terciopelo.
Que en la caja pagaré mis penas
en el limbo danzará mi alma.

Con los pies a tierra, las pupilas ciegas
y la sonrisa desencajada
los sueños despellejados
y la magia en una caja.
Como un secreto,
invitación oxidada
a las sonrisas infantiles,
la inocencia embalsamada.

¡Y más secretos!
para que no se seque el corazón
que la vida superflua
sospeche que sí vivo.
¡Que sueño y respiro!
con cicatríces de caramelo
que el limbo es solo un baile
mis pupilas sonajeras.

Y los júbilos los escondo
en mi calceta, que si me asaltan
no los pierda, y puedan usarse
en caso de emergencia.
Que el día es como lo pintas
las lágrimas se absorven
en las sábanas, y en los oidos
retumban las carcajadas.

El elíxir de un corazón
orgullozo de latir
con cada resplandor
un llamado de atención.
Y el suspiro de ansiedad
al no evitar chocar
con la vista empañada
titilante otra mirada.