Yo soy “el perdedor”. Mi historia comenzó hace miles de años en un pequeño pueblo... bueno, no es cierto.

—¿Y vos quién sos?— interrumpió una voz.

Ups, perdón, ese es mi recuerdo. Discúlpenme.

—No, ¿cuál disculpen? Sos un embustero, decí la verdad.

—¡Jaja! ¡Imaginación, qué tal! ¿Qué hacen acá ustedes dos? ¿Por qué la sorpresa y la interrupción? ¿Por qué no me dejan contar mi historia como se me pegue la gana? Ustedes están a mi servicio y no estoy de humor para estas charlas. La gente va a pensar que estoy loco.

—Hey, para tu carreta, indio de monte. Acá los que contamos la historia somos Memoria y yo, vos solo escribís.

—¿Yo solo escribo? Sin mí, ustedes dos solo serían dos insignificantes "entes", así que se me quedan quietos. ¿Estamos? ¿ESTAMOS?

—Nada, ya te lo dijo Recuerdo. O nos haces caso contando algo real o te jodés, no te ayudaremos en nada.

—Bueno, pero...

—Sí, no le ayudemos en nada. Que se joda este arrogante hijo de puta, faltaba más. A ver cómo continuás porque nosotros no moveremos ni una imagen, ni tan solo un recuerdo. A ver cómo te las arreglas, y eso hasta que nos pidas una disculpa pública y lo hagas en LETRAS MAYÚSCULAS, y aceptes que vos no sos nadie sin nosotros.

—¿Y por qué el chantaje? Hasta para eso son malos ustedes dos.

—¿Chantaje? Dijiste chantaje, pero qué hijo...

—Déjalo, Recuerdo, que diga lo que quiera.

—Pues jodanse, no pediré nada. Contaré la historia sin ustedes dos y lo haré como me plazca. Así que se me ponen activos, que no permitiré semejantes tonterías. Definitivamente, debo estar volviéndome loco, o tomé algo y me drogué sin saberlo.

—Pues desde ahorita comienza la huelga. A ver si sin Imaginación y sin Recuerdo lo logras. Te creés muy listo, ¿no?

—Yo sigo en lo mismo. Son dos mal agradecidos y no tengo necesidad de estas mierdas. ¿Quién se han creído? Si ustedes no tienen identidad propia. Definitivamente esto es paranoia, un sueño, o qué sé yo. Esto no puede estarme pasando.

Ustedes disculparán este desvarío de... es que no sé ni qué, ya ni recuerdo qué les iba a decir. Yo venía... venía... carajo, yo venía de muy buena gana a contarles la historia de mi vida pero como ya leyeron, estos dos tienen la razón y sin ellos es imposible, así que nos vemos otro día cuando les baje la locura y yo vuelva a la normalidad.