Inicio / Cuenteros Locales / WritingElla / Hamacarse con los ojos cerrados.
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Hacer un viaje a mi interior. Escindirme del mundo, entrar en otra dimensión. Ser un alma, no un cuerpo. Ver sin mirar y mirar viendo, colores, sólo colores, nada más simple que eso, y el sol. Con los ojos cerrados ver mi interior, entrar en él, ver mis parpados y mis ojos. Mis pensamientos. El mar. No imaginarlo, sino verlo. Ver un mar del color de tus ojos; luego verde; luego marrón. Y sacar conclusiones de las imágenes, descubrir verdades y enunciar otras que nunca había puesto en palabras. Sacar de mi interior toda la filosofía, sorprenderme de caminar, aprender a prestar atención a todo al mismo tiempo y aun así solamente a lo importante. Aprender que un detalle de hoy, como la campana de una iglesia, puede ser muy importante en el mañana. Quedarse sólo con esos detalles de la realidad, y llevarlos conmigo al mundo espiritual. Encontrar la paz interior, aislarme de los problemas exteriores. Fascinarme con el calor, con el dolor, con todo lo que se recupera al volver. Sentir, mientras tanto, con los ojos cerrados, tan solo el movimiento, la libertad del vuelo en hamaca, y escuchar sólo dos sonidos y ver tan solo tres colores y el sol y el mar, en una escena que va y vuelve y me maravilla una y otra vez y me hace reflexionar y encontrarle sentidos ocultos a mis pensamientos reprimidos, al fin libres. Aprender a poner en palabras y a expresar todas aquellas cosas que siempre supe pero nunca dije. Escuchar el exterior sin entenderlo. Tener la hermosa sensación de ojos abiertos aun a ojos cerrados; porque uno abre otros ojos, ve otras realidades, entiende otras filosofías, otros sentidos de la vida. Perseguirse hasta encontrarse, encontrar el camino, pensar sin sentir. Y que dure. Que dure lo mas posible, aun después de despertar, de volver a ver esta dimensión con los colores apropiados y de volver a entender las palabras. Ese pensar sin sentir es un pensamiento frío, importante, sublime, que se encuentra por encima de cualquier otro, porque no es afectado por mayor subjetividad, porque es más puro que el resto, que permite decidir sin sentirse culpable, sin sentir la decisión, simplemente analizar una situación y decidir sobre ella como se decide por otra persona. No sentir el calor, no sentir el dolor, no ver personas, ni arena, ni árboles ni cielo, no escuchar autos ni camiones, voces ni risas ni llantos. Ascender hasta el azul y volver a bajar viendo personas, y arena, y árboles y cielo, y el sol siempre presente. Ver tus ojos, y no pensar en lo hermosos que son sino en lo mucho que se parecen al mar que veo, ver más ojos, analizar, comparar, sin saber resultados. Sólo ver el color del mar, el de mis ojos, el de las hojas de otoño, y encontrar en cada uno de ellos los ojos de una persona especial, el significado de otra, y relacionar, y encontrar en esos ojos nuevos significados y asociaciones. Y bajar a la realidad, pero no terminar de caer hasta horas después, al descubrir que uno vuelve a sentir, vuelve a ser normal, y sin embargo, no lo es. |
Texto agregado el 05-08-2008, y leído por 244 visitantes. (2 votos)
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