Jugando a suicidarse mojaba mis cabellos...
-¡Qué diluvio de besos!
Yo solo supe cerrar los ojos, mirar al cielo, abrir la boca y sonreír.
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Heladas chispas de recuerdo repican, ensordecen, estallan contra mi vida.
El cielo se crispa, disparando inmisericorde contra mí, días empapados de pasado.
Respiro, se empaña el vidrio. Afuera llueve. Aquí, adentro, duele.
Mis nubes están cargadas de lágrimas pasmadas de dolor reposado.
Por eso te espero, camino, pienso en tus ojos:
¡Cómo gritan lluvia en el silencio seco y cálido de mi refugio!
¿Por qué ahora te escabulles en mi miedo?.
-¿No ves que muerto estoy?; ¿no ves?
Por eso te imagino allá afuera...
abrigándote con la tormenta, inundada de vida, bailando con los brazos abiertos.
Bailándome sin querer y sin saber, en cada instante.
Afuera llueve…
Aquí, adentro, solo puedo pensar en que si te veo ahora, si vuelves y me miras así una vez más...
No pondria más excusas.
¡No podría decir que no! |