Después de tanto tiempo
tuviste hoy que aparecer:
¡pero que cambiada estabas,
ahora eres mujer!.
No eres la joven que jugaba
a esconder su mirada en mi querer.
Mujer, mujer, ¡cómo has cambiado!,
pero tu alma la misma parece ser.
Niña, mujer tus ojos han buscado
los míos, tus ojos negros de ayer,
ante los míos hoy han brillado
y que fuerzas tenías en mirada
que la mía dejaste extasiada,
pero tú escondiste la cara,
¿Por que?. Sí, yo también he cambiado,
soy más hombre que aquel
niño que tuviste enamorado,
ese que creyó enloquecer.
Hoy tus ojos en los míos, ¿para qué?.
Trataste de comprender,
¡Pero como brillaban, bailaban también!.
Y tu mano ocultaba algo que yo no quería ver,
brillaba una argolla dorada,
eres mujer casada que hoy no quisiste ser.
Tanto tiempo había pasado
que te tenía olvidada,
pero al mirarnos
del pasado quisimos ser.
Tu silueta, ¡qué esbelta!,
eres bella, jamás lo negué.
¿Te acuerdas?: Tu mano y la mía.
Te acuerdas, es seguro,
hoy lo comprobé,
juntas nuestras vidas
y después eso... ¿por qué?.
Me acuerdo, nos acordamos.
Hoy nos hemos mirado con timidez
¿Y porqué?. Miedo de volvernos a querer.
Y si ayer lo fue, hoy es más imposible
el uno al otro vivirnos.
No, basta, sigue tu camino
y deja tus ojos tranquilos.
¡¿Pero cómo no me di cuenta, es tuyo?!
Que hermoso.
¿Y de quién más es eso
tan blanco como el armiño,
y ese cabello de embeleso?.
¡Oh, que precioso niño!.
07.11.77
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