Han cuajado los frutos.
Verdes y tímidos aún,
nace la primavera
mientras se abren y crecen las flores;
caerán sus pétalos en la hoguera del día,
cuando logren que el viento las bese.
Los árboles nublados de hojas
dicen notas y cantan versos
esperando que alguien las recoja
lustradas por el viento,
mientras un beso las moja.
Un cristal infinito y grueso,
lavado sin límites e impalpable
me muestra todo lo espeso,
pero no logro ver nada cuando se abre
el cielo en una nada de beso.
El viento suave que llega hasta mí
me trae todo el aroma,
me envuelve,
me impulsa en su frenesí
llevándome con las palomas
hasta morir y vivir en un sí.
¡Viento! ¿Me llevas?, ¿Adónde?.
No me importa, sólo llévame.
Llévame donde la brisa se esconde
para decir riendo: " Amame",
mientras de la nada risa se desprende.
¡Ah!. Soñar con la fantasía de encontrar la realidad,
tranquila pero con recodos
en que la primavera es una verdad,
pero fantástica de cualquier modo,
como la oscura claridad.
Como la claridad de las aves al trinar
que van tendiendo su canto
sobre las hojas, las flores y el mar.
Un mar de eterno llanto,
pero también de alegría y felicidad sin par.
Toca el piano primaveral,
bailan y danzan flores,
como en el tiempo ancestral,
en un enjambre de colores
que se ha perdido,
pero hoy se puede restaurar.
07.10.76
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