Por donde vivía siempre veía gatos a diestra y siniestra, era la mascota común de esta zona. Por las calles, los gatos jugueteaban con los perros, y también entre gatos. Parecían no preocuparse de nada.
Por las noches no podía dormir en paz, ya que se escuchaban maullidos y ajetreos de los gatos, y hacían su festín en el techo.
Pero lo insólito, lo tenebroso, eran los maullidos de gatos que lloraban como un bebe, y eso a mi me asustaba y después, al dormir, tenía pesadillas.
Todas las noches se repetía el festín de gatos jugando y paralelamente maullaban como el llanto de bebe. Un día, decidí salir a votar a los animales, pero me encontré con la sorpresa de que los maullidos no provenían del techo de mi casa, sino de el frente (era una casa abandonada). Entonces vi que había perros en la puerta, como guardianes de la casa de en frente. Y en la azotea los gatos. En el cuarto de abajo vislumbraba luciérnagas que iluminaba todo el cuarto. Iba a averiguar ¿por qué lloran los gatos como un bebe?

Al día siguiente, ya por las nueve de la noche, decido sentarme en mi azotea, sin que me vean los animales. Y, ¿adivinen qué? Vi a los gatos, pero primero se oía claramente el llanto de un bebe y después todos los gatos maullaban seguidamente… Ahora entendía porque maullaban de esa manera… era por el bebe, pero ¿Qué hacía un bebe ahí? —me pregunté. Muy alarmado y agitadamente toco la puerta de los vecinos diciéndoles: Ahí un bebe en esa casa, y les explico: ese maullido de gato, primero proviene del mismo bebe y luego lo imitan los gatos… y así, salieron los vecinos con palos y antorchas, para expulsar a los gatos y perros. Al entrar al cuarto nos encontramos con una sorpresa: no había ningún bebe, solo un gato que estaba mal de la pata.

Así es que salimos todos nosotros frustrados y a la vez muchos de ellos me miraban con decepción.

A la noche siguiente decido pasarme en vela, en mi techo, viendo que es lo que hacían y ya eran las once de la noche y una vez más ese maullido, que más parecía al llanto de un bebe.
No podía creer lo que estaba viendo. El mismo gato cojo de la noche anterior estaba en el techo, pero esta vez ya no cojeaba, caminaba normal. Le rodeaban siete luciérnagas, y el gato se detuvo en el centro del techo y las luciérnagas alrededor del gato parecían estrellas, y se ponían a maullar como invocando algo, era el lenguaje telepático, yo escuche una voz en mi mente diciendo: tú, humano que nos observas, participa de nuestro ritual, y solo quédate en silencio —yo quedé completamente atónito.
Y lo que hablaban yo entendía. Invocaban con una oración a la madre gata, diciendo:

¡Oh madre! te pedimos que nos perdones
Por comernos tantos ratones

También te pedimos que nos bendigas
Y sanes a nuestro gato patriarca

Entonces vi que desde el cielo se abría camino un felino con alas, cada vez se acercaba más al ritual, y le acompañaban tres tigres de bengala, todos de color blanco. Descendió lentamente hasta pisar el techo, me sorprendí por ver a semejante belleza, nunca antes había visto felinos parecidos, la madre gata tenía los ojos celestes y el pelaje color dorado y alas plateadas.

Los tigres de bengala habían traído comida para los gatos y los repartían.

Yo miraba con los ojos abiertos, sin parpadear y de repente siento una presencia frente a mí, era la madre gata y me hablaba telepáticamente: por participar en nuestro ritual, desde ahora serás un gato por las noches… Yo estupefacto repentinamente salte desde mi azotea a la vereda de la calle, cayendo con las cuatro patas, como lo hacen todos los gatos e instantáneamente me uní al grupo y pregunte: ¿Por qué maúllan como un llanto de bebe?
—Maullamos así cuando necesitamos la presencia de nuestra madre gata, para que nos bendiga y nos traiga alimento.

Entonces entendí la razón del maullido y después, me uní al festín, todos comíamos y bailábamos con la madre gata y los tigres de bengala…

Y yo, de día era una persona casi normal, haciendo mis labores cotidianas…