¡Qué lindos ojos de Martín!
¡es que tiene una sonrisa principesca!
y no parece de este mundo
y ni siquiera es del otro
porque no tiene parangón.
¡Qué varonil al caminar
al inhalar y al exhalar!
y cuando habla
habla un ruiseñor de oriente
y cuándo sueña él no sueña
porque es en sí mismo un sueño y nada más.
-No exageres, es un pobre mamarracho -respondió mi amiga-ya me tienes aburrida deja de estar dando la lata.
Texto agregado el 03-08-2008, y leído por 131
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