Mi pueblo es como cualquier pueblo.
Mi pueblo es un velero
que navega sobre cerros
con camisa de hojas,
de espigas y becerros;
con camisa de hojas,
de aguas tristes
y rosas rojas.
Mi pueblo va y viene
quedándose donde mismo,
con el sol se entretiene,
se asusta con un sismo,
se hunde en un abismo
y surge de entre rieles
con marchito pesimismo
pegado de nuestras pieles.
Mi pueblo es vertiente seca,
seco manantial dorado,
es trigo puro de primavera,
lejos, triste y desolado
que se alegra de cualquier manera,
llora, ama y es amado,
es planta tibia de invierno,
seco manantial dorado.
Mi pueblo trabaja estando quieto,
sin moverse de su estrado;
es señor de las alegrías,
es risa pura de los llanos,
es canto de aves negras,
es llanto de hermanos,
es sermón de suegras,
hacia sus yernos amados.
Mi pueblo llora con su gente
cuando algo malo ha pasado,
es recuerdo puro de los ausentes,
de los que no están y se han marchado,
de aquellos que fueron siempre
el vivir de su poblado
cuando la luna en creciente
hacía ver el cielo mas claro.
Mi pueblo saluda y despide
a sus hijos siempre amados;
al saludar siempre sonríe
pero llora cuando se han marchado.
Mi pueblo con camisa de hojas
ha reído y llorado,
ha ordenado sus flores rojas,
ha crecido y ha madurado.
13.04.76.
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