Obs.: Poesía escrita algunos meses después de la muerte de mi hermano Robson Leal da Motta – 1971/1991)
Había una ausencia completa de ruidos,
excepto el sonido de las olas del mar
que se rompían ora en la arena de la playa,
ora contra el peñasco
que no era muy alto y estaba inclinado sobre el mar
y en sus espaldas florecía un árbol verde y lozano,
cuyos gajos y hojas
se oscilaban con el movimiento del aire atmosférico,
ocasionado por la diferencia de temperatura.
Algunas aves
sobrevolaban la infinita masa de agua salada.
El mar, en su inmensidad, lideraba el ambiente.
Pero al final de la tarde,
el silencio mostraba que el dominio era suyo.
Fotografié este instante de aquel sitio.
Al revelar la foto, quien la miraba,
su belleza aún era visible,
sin embargo, era un paisaje muerto, frío.
Ya no era mayor ni el mar, ni el silencio.
Pero el vacío y la indiferencia
de las personas que examinaban la fotografía.
De esta forma,
solamente yo podía contemplar la foto en su totalidad.
Porque al verla yo oía las olas del mar y los pájaros
y sentía el viento.
Porque yo conocía aquel poblado
mi memoria daba vida a aquel pedazo de papel.
Así, cuando él se fue,
restó solamente su imagen reproducida en la pared de la sala
que describe minuciosamente sus rasgos y carácter.
Y con el pasar del tiempo
nadie más lo contemplaba.
Eran solamente los contornos
de alguien que algún día existió.
Pero cuando mis ojos posan en su retrato,
¡es especialmente para mi que él sonreí!
¡Y él está más vivo que nunca!
Los recuerdos que tengo de él en mi corazón,
hacen del cuadro en la pared,
de la ventana, una dimensión,
por donde yo aún puedo encontrarlo
y abrazarlo nuevamente...
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OBS.: Esta poesía hace parte del libro:
"Voz del Alma" – Autora: Rosimeire Leal da Motta
Editora CBJE - RJ - Noviembre/ 2005 - Poesía y Prosa.
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