Para quienes no están enterados: "El Reto" es un interesante ejercicio literario en el que puede participar cualquier escritor Fama de la página. Los escritores competimos con nuestros cuentos sobre un tema específico pautado por Nínive (su moderadora), quien también puede dictar lineamientos sobre la forma de escribir y longitud del texto.
En esta oportunidad el tema fue Un Verano o Invierno especial, la extensión 450 palabras y el requisito fue que el texto tuviese 2 finales posibles. Este reto fue muy bien ganado por Avefenixazul.
Esta explicación también tiene el objeto de invitarles a participar en futuros retos, visiten Foro/talleres/crítica y allí encontrarán pronto los lineamientos del reto 11.
"Dentro del bolígrafo" fue mi propuesta al reto 10
DENTRO DEL BOLÍGRAFO
Sobrevivíamos en ese mundo negro, apretados entre millones de personajes e historias, todos entrelazados en una maraña espesa y aceitosa. Éramos amigos. Nos quisimos, nos odiamos, nos construimos bosques y playas con letras que germinaban como flores silvestres, siempre buscando la manera de convivir en sociedad. Acá nacimos, nos reprodujimos y padecimos el riesgo constante de dejar este lugar, que limitaba con la otra dimensión a partir del minúsculo orificio en el fondo.
En aquellos días el calor agobiaba nuestra oscura existencia, la espesura de la tinta adherida por doquier incrementaba la temperatura y nos convertía en un pegoste ambulante. Por eso, en pleno consenso de quienes coexistíamos en el cilindro, decidimos crearnos un invierno. Juntamos letras y escribimos Nieve, Viento, Frío, Granizo… camuflamos de blanco el lugar y restamos grados a la temperatura. En ese proceso, mientras congelábamos el lago para patinar, conocí a Andrea.
Recuerdo que tomé algunas vocales y consonantes que flotaban en el viento y construí para ella un rosal que brotaba desde el hielo asomando pétalos azules. Mordí unas erres, enes y otras letras jugando con ellas en mi boca para que me quedaran los dientes manchados de sonrisas, y en un derroche de galantería le hice un sol minúsculo, que guardaba en el bolsillo de su sweater para mantener las manos calientes. Ella a su vez me correspondió a su modo, aceptando mis presentes, sonriéndome siempre y queriéndome de esa manera silenciosa, casi clandestina. Desde entonces, para ella compuse amaneceres multicolores, para mí construyó crepúsculos inolvidables, y entre albores y ocasos nos pasamos el invierno descubriéndonos.
Pero la nuestra fue una historia inconclusa, carente de al menos un párrafo más. Ahora tengo trabado en el pecho ese momento perfecto que pudo suceder anoche, en nuestro último encuentro. Sólo con rozarla pude sentir la tinta caliente corriendo acelerada dentro de su cuerpo. En perfecta caligrafía pude leerle el deseo escrito en el vientre, oír la voz de sus senos llamando a mis labios mientras sobre la cama, decenas de palabras sugerían las cosas que deseábamos hacer. Estuvimos tan cerca… pero el estúpido escritor que vive afuera decidió que era el momento de llevársela, y la diluyó por el orificio, enviándola lejos de mí.
FINAL 1:
Aún no salgo de mi tristeza, de mi decepción. Se que será imposible recuperarla. Muchas líneas, muchas hojas nos separarán cuando sea mi turno de irme. Por eso enfilo mi rabia y frustración hacia ese autor de pacotilla que se concedió la autoridad para cambiarme el mundo. Sólo quiero salir, manchar su hoja, estropear su obra de alguna forma y vengar la afrenta. Espero paciente a que llegue mi momento, para arruinar su historia así como él arruinó la mía.
FINAL 2:
La observé partir, resignado. Pero luego entendí que Andrea llevaba mi vida consigo y me abalancé hacia el hoyo de luz, asido a una mínima esperanza.
Ahora estoy plasmado en la hoja. Andrea está justo a mi espalda, en la cara anterior. Lo se porque siento su olor que me llama e intento desplazarme entre las fibras del papel, para que me absorba y me traspase hasta ella. Se que pronto formaremos una palabra nueva e indivisible con nuestros cuerpos fundidos.
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