Era un día lluvioso, el animo no daba mas que para adentrarnos en el pensamiento, buscando en los recuerdos momentos gratos que traigan la tibieza a nuestro ser, meditas por que la soledad esta abarcando el espacio, otros seres merodean al rededor sin que logren llamar tu atención, de pronto hallas en tus adentros aquella persona que con la valentía de la edad en la cual aun la soledad no ha logrado borrar el merito de rozar los labios de alguien cumpliendo lo emanado por sus sentimientos, y sentir un torrente de emociones que alguien llamo mariposillas en el estomago, sus mejillas al sonrojarse evidenciaban la delicada piel de la niñez,,cambio mi mundo en ese instante, inicia el sueño con metas que solo se dan en el mágico mundo del adolescente, el dinero, la sociedad el mundo entero no son obstáculos, para vivir esa historia.

Aquella niña se adentro en su mente, su espacio...su alma, el tiempo era lo único que no importaba, su mundo se limitaba al espacio que ella ocupaba, pasaron los años y con ellos entraron las mal llamadas costumbres, ya no eran los niños que un día se rozaron los labios y juraron un amor hasta la eternidad, llego la juventud el grupo de amigos.

Hoy el frió del invierno trae el recuerdo mas hermoso que pudiese haber vivido, pero también de la mas grande tristeza que embarga, deteriora...enferma, marcando en adelante el no creer en los seres humanos, el amigo que ante el sentimiento que supera el cariño de un ser la envidia se apodera, controla...daña, logra desplazar aquel sentimiento y apoderarse de la razón de vivir...