Hace tiempo no tenia esa sensación,
de sentir tu mirada en la multitud.
Mimetizados con la gente, sentía como me mirabas
en la distancia, lejos y a la vez tan cerca que sentí tu calor.
Tu boca, tu voz y tu silencio,
nos llevan a la decisión y al adiós.
Es extraña toda esta sensación,
hace cuanto no se me apretaba la guata.
Y vuelven las preguntas de siempre y se roza con los dedos la esperanza de ese amor
que envuelve una historia no vivida.
Pienso en lo que me alejo,
tus indecisiones, inconsecuencias, deslealtades
y ya no me conforma como antes,
y no es la soledad si no solo melancolía.
Y ese maldita sensación en el estomago que no venia de adolescente, me cuestiona las decisiones
y me pone frente al espejo de las expectativas,
de los sueños y las realidades.
Tengo la certeza que ya no habrá otra vez,
y se también que no lo creerías si te lo digo.
Te despedirás con el mismo abrazo,
beso y caricia en mi rostro, tocando mi pelo.
Te darás un par de vueltas antes de partir,
solo por el íntimo deseo oculto de prolongar la despedida
y quizás un último roce.
La ultima mirada y el último “cuídate”
Probablemente guarde silencio,
solo para no besarte
ni evidenciar el sentir de años.
Y el mismo “cuídate”,
que esconde lo que nunca mas dijimos.
Será la frase que selle la despedida.
Espero que el mundo nos rodee
y nos permita continuar
Que las palabras y el bullicio del entorno
nos conecten con la realidad
De modo de ocultar este puente entre los dos,
ese lazo imperceptible
Que por la vulneración del momento
podríamos intentar cruzar
Aferrémonos al “cuídate”,
guardemos las miradas
y evitemos los roces…
Podemos perderlo todo,
incluso a nosotros mismos.
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