6 millones de niños se volvieron hoguera
Y la corrupción toma las fronteras acongojadas
Y 6 millones de niños agonizan en mi pecho
Y la desintegración la formaron las hormigas
Mi sintaxis es la sutil destemplanza del silencio
6 millones de niños caminan por el cielo tibio
Estremeciéndose por el vaivén de las sombras
Y cada uno lleva en su mano una flor marchitada
Pierdo la razón
6 millones de niños han cambiado el color de su pecho
6 millones de niños cansados de indagar los crepúsculos
Como espectros desérticos
La destreza del tiempo los ha llevado muy lejos
Lejos donde el susurro
De las luciérnagas se asfixian con el letargo del tiempo
Nadie lo puede entender
Que mi pecho esta marchitado
De tanto esperar que le den vida
6 millones de sombras me ahorcan y mi asfixian en sus nidos
Y me siento dislocarme entre las piedras de los abismos
Como un miserable bélico de la paz
Como un miserable abatido en la inmortalidad
Pero el silencio de las colinas
Ha llevado siglos el alarido de los trenes del tiempo
Consumido por las desgracia de los muertos
Se retuercen los cabellos del sol
Y el llanto atemoriza las turbulencias de los Ángeles
Y 6 millones de niños siguen en la batalla de mi oído de espuma
Los cráneos exterminan las ansias de los profetas benditos
Mi espalda se apaga sin descansar del hambre azul
Pero ha emprendido el diluvio de nuestras manos
Y ha comenzado la marcha de 6 millones de niños
A las cavernas mortíferas
Es una marcha donde nuestros pies son extinguidos de los sueños
La suavidad redentora desata el despojo de lágrimas
Somos condenados
Al sigilo que se cautiva en las cavernas mortíferas
6 millones de niños tienen en su mano una flor del pantano
Y 6 años fuimos condenados a la cámara de gases
6 años con las manos descalzas
Somos los hijos siniestros del olvido






Somos el aire acido convertido en penumbras
Somos la primavera sulfúrica
Somos las cenizas de los violines de azufre
Somos la roca enterrada en las grutas de la defunción
El tiempo es el delirio
Que conserva en los largos sonidos de la conciencia
Una raza se extinguido entre la bruma
Y los hijos de Hiroshima a un lloran
Con la cara fragmentada
Por el diluvio perpetuo de su pecho
Por la altura ensangrentada de olores caóticos
La indigencia abre el desmoronamiento del ciclo
La bruma se va dibujando como una sombra torrencial
Cada día el fuego derriba la aurora celestial
La lluvia escarlata es ciega
Las calles veo la comida de los gusanos efímeros
Los caminos huracanados es la oscuridad
Perdida en nuestras puertas de la infancia
Que arden junto al despilfarro de violines fúnebres
Tengo miedo que los aerolitos caigan a los mares de mi alma
Y formen un maremoto en mis ojos