REFLEXIÓN
Subiendo por caminos atrofiados
mi vista descansa en movedizo océano,
al sentarme sobre piedras de caliza
mi luna siente la espuma en olas
esparcida por arena, por riscos escarpados.
Veo mis esperanzas en flujo y reflujo
por vientos de madrugadores afectos
entregadas a la playa, suavemente,
el reflejo plateado las interna mar adentro
cerrando búsqueda en turbia mirada.
Me deleitan aromáticas esencias
destiladas por vida marina barridas por olas.
Brumosos olores confunden mi caminar,
empinan en alturas mis pasiones
llevándolas a los besos sin fin.
Se mueven aguas en altas rocas
el mar se enoja, al viento reclama,
por nubes ahuyentadoras de luna y sol,
en vano intento, con tempestad
lustra la faz de la arena.
Fina llovizna en farallón
humedece mis labios, murmura, se encrespa,
con violencia lava mis pegados temores
de mil rodajes por larga caminata.
Azulado cuerpo e inmenso verde
se encuentran, se traslapan, en armónico templado,
con savia limpian, empapan, polvorientas ramas
para transitar nocturnos senderos aprendidos.
En comunión de permeables sentidos
desde mi caverna, con acalorados ojos
evaporo aplausos con lágrimas sonrientes
lo pintado por la luna, en la piel enmarcada del mar.
Lionel Henríquez B. Agosto de 1990 |