Hazlo lento para que yo lo disfrute. Así es; despacio.
Tócame como lo hacías antes, tu mano de lujuria santa. Recorre mi piel centímetro a centímetro, que tu mano apriete mi piel, fuerte pero suave.
Méceme en ese exquisito vaivén, seamos como las olas del mar, que llegan a la playa unidas.
Sí, sigue despacio, convénceme de que eres sólo mío y yo sólo tuya. Que siempre fue así y que así será.
Bésame y saca con tu lengua todo lo negativo que pueda salir, y que esto siga.
Quítame la ropa que me queda, mientras yo te saco la tuya.
Somos dos en uno, sin nada que ocultar, pero mucho por decir…
Pero sigue, no te detengas. Vamos hasta el final, pero no te aceleres, lento… como me gusta.
Llega al cielo y mantente que ya llegaré yo. ¡Que sabroso es estar arriba! Me quedaría aquí por siempre, contigo, los dos… Pero bajemos que mucho dulce termina hastiando; ahora abrázame y bésame. Di que me quieres, y quédate conmigo, por lo menos hasta que se acabe este cigarro… |