Caminaba desesperado el maestre principal de un lado a otro de la habitación. Tocaba función a las 8 y a las 10, y todavía tenía mil problemas por resolver…

Aún estaba adolorido por haber despedido a los gemelos enanos esa mañana luego que un control físico rutinario revelara con sorpresa que ambos ya pasaban el metro noventa. Maldecía su mala suerte al recordar que el hombre bala había sido detenido esa mañana por posesión ilegal de armas y que el elefante rosado había cambiado sus alas por un poco de maní.

Golpean a su puerta y entra la mujer barbuda a contarle un terrible drama...Estaba embarazada, y para peor, no sabía quién era la madre. El hombre elástico se estaba evadiendo de la responsabilidad.

El maestre golpeó la mesa y determinó que los payasos hicieran de malabaristas, que los malabaristas tocaran en la banda, y los músicos hicieran reír al público. Los caballos saltaran por aros con fuego y los tigres de bengala desfilaran vestidos de princesa.

La función fué un éxito, otro día tranquilo en el circo había pasado, ya mañana les toca traslado a otra ciudad, así que mandó al hombre musculoso a descansar temprano porque tirar los remolques con los dientes por 80 Kilómetros no era una tarea fácil.