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Quique Lux tiene cuarenta y nueve años,
pero aparenta tener mucho menos, aclaro no es de tez morena, pero aún teniendo más juventud y mejor apariencia física se parece bastante al cantante Cacho Castaña.
Con esta cuestión de estar noviando con una periodista de moda, requerida por los distintos medios se hizo medio famosito, y esto le abrío puertas que nadie tenía previstas, como por ejemplo salir en revistas de chismes, por allí aparecer en algún que otro programa de entretenimiento, esas cosas del ambiente que de la noche a la mañana logran que seas mediático.
Pasa que este hombre, es un reconocido organizador de todo lo que tenga que ver con la actividad dedicada a la prostitución. Su mayor virtud es la de hacer las cosas bien, en el sentido de nomales, y de no apartarse de lo que marcan las sanas costumbres establecidas.
No quisiera llegar a tanto y decir que se esconde de la justicia debajo de la polleras de su novia Cintia, pero es verdad que esta relación lo alejo bastante del peligro de caer preso. Ahora la gente asocia su imagen con que es transportista,
pués en realidad además es chofer profesional de automoviles, y de la propia Cintia. Un galan con todas las letras. O sea que la relación amorasa que tienen nació luego de esta instancia laboral que aún continua vigente. Inclusive existen proyectos televisivos de incluirlo en una tira diaria.
Cintia está al tanto de esto medio picante de que sea proxeneta, pero se siente tan enamorada,
que lo más que pudo hacer es intentar persuadirlo de que se aleje de esa actividad. Ocurre que es muy requerido porque es un verdadero nexo entre lo marginal y lo establecido, siendo las propias Escord la que solicitan sus servicios de mediador. Cintia a podido comprobar que alejandolo del prohibido metié lo único que logra es hacer que lluevan putas a granel, es decir no para de sonar el celular.
Todo esto viene a cuento de que a Quique le salió un trabajo en España para hacer fotos posando desnudo para la revista Interviú.
Existen sentimientos encontrados, sobre todo en Cintia, pués una de las clausulas del contrato le exige que vaya solo y que por diez días no pueda estar con nadie. Aún no ha aceptado la propuesta, pués en realidad está analisando: si esa participación es conveniente para el normal desarrollo de su destino.
En estos momentos Quique y Cintia están en el departamento que comparten, como quien dice, cuando se desea expresar algo erótico,
jugando al doctor imprudente y la paciente exitada,
pero vamos seamos justos, en realidad es una apreciación subjetiva del que relata en tercera persona mirando por la cerradura con la líbido en la sangre, más la complicidad de esos ojos saltones del lector atento que nunca para de imaginar,
pués lo que hacen, o lo que en realidad están haciendo, eso sí ligeros de ropas, es estar abrazados como apareados sobre el sofá grande, con las piernas entrelazadas, sin que pasen grandes cosas, esperando que luego de pensar, Window comiense por abrír el programa de la Internet, para luego Cintia escribir una poesía en la pagina de los Cuentos; influída por las pautas que Quique Lux le impondrá cuál sí fuera un director artístico. El al ver que Cintia se tocaba el cuello como quejandose en silencio de una contractura,
se colocó detrás del sillón apoyando su bajo vientre en el respaldo, e intento masajear a su novia con dulzura. Pero ocurre que este rol de kinesiólogo de entre casa le correspondía a su anterior pareja, el conocido manager de modelos de pasarela Clever-up, el cual es como un padre para ámbos; en estos momentos les pido no me pregunten por qué es así esta historia en particular pués les informo que ha sonado el timbre del portero eléctrico, decía, Cintia tomó distancia alejandose con recelo de esa comprometida situación y como excusa perfecta fué a atender la llamada.
-Cuando estes ausente voy a tener miedo a estar sola, te voy a extrañar tanto que no voy a querer salir a la calle. ¿Vos pedistes unas empanadas de ciervo en el Noble Repulge?
-Uy sí las encargue esta mañana para que festejemos. Hacelo subir.
-Por lo visto estás por aceptar.
-No me queda otra tendré que posar desnudo.
Mientras tanto que Cintia atendía al repartidor,
Quique practicaba la futura rutina haciendo giros de cadera, moviendo con extrema habilidad el miembro aparato sexual que parecía la helice de un avión de la primera guerra mundial.
Cuando por fín lograron hacer que el mozo con motoneta se retirase dejandolos en paz,
puesto que primero solicito un vaso de agua, después permiso para ir al baño, un pausa para buscar cambio para entregar el vuelto como corresponde, en fín una mariquita insoportable que hizo estallar de ira a Quique, quien tuvo que apelar a la fuerza de la ofensa discriminatoria con la que dió por terminada la misión de hecharlo.
Pero ocurrió que en ese interín una prostituta que iba hacer un servicio a domicilio en el departamente de un vecino, lo vió, así desnudo como estaba, y se acercó con entusiasmo a saludarlo. Y todo volvió a comenzar nuevamente.



Texto agregado el 28-07-2008, y leído por 161 visitantes. (0 votos)


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