Y te pienso.
No importa si el día llueve,
si viaja la luz en un lago en el centro de Europa.
Da igual si ayer besé a otro hombre.
Porque no encontré tu latido en su pecho.
Te pienso.
Siempre te pienso.
Pero si ayer no eran tus manos las que me envolvieron,
hoy abrazo con las mías versos que te besen.
Y mientras acaricio un teclado inerte
te envío un abrazo
esperando, estés donde estés
que te llegue.
Mientras salta en mí el vacío de ayer
cuando una mano, no nuestra,
creyó poseerme;
y yo
simplemente, te quiero.
Aunque no pueda decirtelo,
y lo grite por dentro,
aunque llore invisible a tu vista,
que me quiere,
aunque de rodillas observe como te pierdo
porque no puedo
porque estoy loca y me muero
y nos seco y nos rompo a los dos si digo lo que siento.