Ayer, quemé aquellos versos, que con amor le escribiera
A la mujer que me diera sus caricias y sus besos
Pero no he salido ileso, pues me invadió su veneno
Con que poco a poco muero, de dolorosa manera.

Cuando los arrojé al fuego, vi al momento en que ardían
Que ardía también mi alegría, se hacían cenizas mis sueños
Aquellos momentos bellos, ahora solo me dolían
La noche quedó vacía y a la vez, llena de miedo

Parecía un infierno leve en el que se me perdía
Un instante de mi vida, quemado en esa lumbrera
El amor perdía su guerra, y el calor lo consumía
Cada letra me dolía, de cada verso que escribiera

Se fue consumiendo todo, en ese fuego maldito
Te bendije en ese rito, aunque a gritos maldijera
Metí la mano a la hoguera, por rescatar una carta
Pero ahí encontré que mi alma, ardía sola en la lumbrera...

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