Voy a incinerar tus preciados bienes,
lo haré desde las callejuelas del populacho…
donde quedé luego de tenerlo todo.
Contratare matones,
secuestrare uno por uno a tus esclavos,
tus cereales y hortalizas nunca llegaran,
comprare a senadores y ediles,
lo haré para que te despojen de tus honores…
tu gens será aniquilada…
¡me abandonaste en Iliria!,
¡me diste por muerto entre los miles de muertos!...
¡celebraste el triunfo de un desastre!.
Y ahí estas, con tu familia y tu amante,
la fiesta de Mario te excita…
paseas ebrio convenciendo a los incautos,
manoseas a las esclavas,
pero aquí estoy,
soy sirviente de eventos otrora centurión.
Ya hice los sacrificios necesarios,
los dioses perdonan la justa venganza,
ellos saben de tu gran traición,
estoy listo y te acercas tambaleando…
-“¿Quien eres tú que me miras con tanto asombro?.
-Soy el encargado de eventos… en su honor señor, y observo al gran triunfador de la nueva provincia.
-Ah… si. Me pareces conocido… ¿serviste alguna vez bajo mi mando?.
-Fui tropa pero de otra legión.
-Eso será… estoy viejo, todos los rostros me parecen conocidos. Tráeme mas vino…
-Como ordene el señor.”
Llegue a tiempo del lugar de los muertos… de tus muertos.
Es hora “gran señor”,
bebe de mi agrio vino.
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