Sentada frente al mar, Askrizhal miraba el horizonte infinito...
Su cuerpo y su mente estaban cansados de tanto pesar. Su rostro se había envejecido, y su piel estaba gastada; ya no parecía la reina azul de antes; tan hermosa y radiante, tan llena de fuerza y vida. Su luz se extinguía lentamente, y ella sabía que era su fin... debía regenerarse ahora o nunca más podría existir.
Tomó la decisión, y lentamente se dirigió hacia las olas espumosas. El sol, la sal, y el mar la invitaban a sumergirse en el embrujo de los abismos marinos, y ella se dejaba llevar suavemente como un niño asido de la mano de su madre.
De pronto su cuerpo se hundió completamente, perdiéndose en el vasto océano. Por un breve tiempo las olas se agitaron cantando su nombre; y el azul del mar se tornó tan oscuro, que las aves emprendieron el vuelo asustadas.
Luego volvió la calma...el día se iluminó, y el sol volvió a brillar.
Entre la espuma y el agua comenzó a surgir una hermosa criatura, la cuál era la imagen de la reina recién muerta, pero emanaba un brillo de una fuerza tal que podría cegar al que la contemplara.
Por un instante el mar retumbó en la orilla y pronunció su nombre...
Azhafir, la nueva reina azul de luz poderosa, desnuda camina en la arena, y sonríe por primera vez...mira a lo lejos, y le dice adiós a Askrizhal.
Azhafir entonces comenzaría su nueva vida de cero, y en su reino ya no habría cabida para los demonios errantes..., y su jardín de rosas sólo se mostraría a quíén su corazón fuese incorruptible.
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