te pareces a nada.

te me figuras a nada,
y yo te doy el rostro
te entrego el alma,
y sé y saben que no tienes sabor
hasta que te pruebo yo,
la mirada...
Que sabe a cielo
¿A qué sabe el cielo?
me pregunto yo,
sabe a tus ojos
y también a tu espalda,
que es camino de mis manos
en una noche escampada,
y las estrellas caen
como caen las lágrimas,
en un sendero empedrado
una mañana blanca.

te me figuras a nada,
cuando ríes y saltas
buscas tu rebaño perdido,
perdido en la hondananza.
Eres como una luna,
vista por la ventana,
llena de miles de ojos
que son estrellas alborotadas.
Y tu voz ¿no las calla?
ni si quiera te oyen,
te miran embelesadas
ebrias de tu luz
en tu vestido atrapadas,
se sientan contigo
en tu sideral estampa,
¿y la noche? La noche calla.

se mofa de mi
tu perfume de rosa
jamás soñada,
y te aspiran y no hueles a nada,
y te respiro yo y hueles a alborada
tan mágica, pero sedienta de agua.
ya no quiero no ¡ya no quiero!
imaginarte cansada
por que te doy la vida
y otro sueño te la gasta,
y despierto yo y no te encuentro
te me has perdido en la hondananza,
te me figuras al viento,
al que le prestas
tu cabellera larga,
y así se anda
de rama en rama,
como un pajarito
que no tiene jaula.

quiero un silbido,
que despierte tu almohada
y que no le prestes al viento
tu cabellera larga,
tampoco el perfume
de rosa inventada,
por que me lo creo
y quiero atraparla,
¡yo estoy como las palmeras
solas y sin nada!
espero el regreso del sol
y de un barco su llegada,
pero ya no le prestes tus cosas;
por que tu,
no te pareces a nada.