Soy un girasol enamoradísimo. Leeeennnntameeennntee voy girando para no peder de vista al adorado Febo. Temo quedar con tortícolis, pero el amor es poderoso, elimina todos los dolores, o no? No. Me duele hasta el último músculo. ¡Me duele hasta la yugular! De los pétalos están saliendo una especie de tentáculos. En dos milisegundos me convertí en girapulposol. Es divertido, les hago cosquillas a las mariposas y cualquier bicho que se acerque. No les gusta, qué lástima, entonces, la metamorfosis involuntaria da paso a un dragón. Soy tan grande y oscuro que me doy sombra a mí mismo, y no es exceso de inmodestia. Miro al girasol enamorado, dan ganas de darle alguna palabra de aliento, lo hago, pero el fuego le quema hasta la corolita, qué desastre, mejor me voy. Arrastro mi cuerpo de serpiente por entre los chaparrales (¿serán chaparrales o matorrales? Quizá simples yuyos) hasta divisar un cuis. Me mira, lo miro. Siento el terror provocándole espasmos y haciéndole temblar esas ridículas patitas que tiene. Pero lejos de huir ante mi amenaza, larga una carcajada que escuchan hasta los lobos marinos de Punta Negra, y eso que es bien lejos. Si yo pudiera rugir lo haría, pero a cambio, le muestro los colmillos goteando veneno, de puro enojados que están. el cuis se ríe más fuerte y dice que si no me voy de ahí, cenará un bichito de luz. ¿Eh? ¿Soy un bichito de luz, ahora? ¡Eso es genial! Prendo y apago mi lamparita nada más que porque se me da la gana. Una bichita de luz aparece y guiña un ojo. Dice que le gusto mucho. Cuando me acerco, se va profiriendo una serie de improperios irreproducibles. Quién entiende a las hembras. Pero me veo en el charquito que dejó la lluvia y entonces la entiendo, es imposible confundir a una liebre con un sapo. Croo desahuciado. Mi lamento es tal que la jirafa violeta viene a consolarme. Igual que el elefante. Mala suerte, es corto de vista. Quedo hecho una masa verde como chicle aplastado. Comienza a llover, qué dulce lluvia, tranquila y amable. Soy gota. Más gotas. Miles, millones de gotas en un solo gato. Me gusta la pared izquierda, caigo como cascada, mansa, cantarina...
_¡Mirá, cae agua de la pared!
_ Está delirando, habrá que darle una ducha para que baje la fiebre.
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