Ahogada en una prisión
de aire cerrada con cadena de agua,
mi mente se desmiembra
mientras me escabullo a la imaginación.

Bebo la última frase desgastada
seduciendo a la muerte a mi encuentro,
compitiendo cuantas vidas nos hemos cargado
y jugando la mía por recuerdo muertos.


Escupí hasta la vida que me falta
y aún piden más este vaciado ser,
cayendo ligero entre plumas
que desgarran suave y profundo,
adquiriendo la tinta,
revientan por dentro
buscando rastro de la poca sangre
de esta corrompida carne.

Devastando en mi no solo la imagen,
también el recuerdo de lo amado
y que hoy apagas en mi
como un cruel sueño
que jamás soñarías.