Dejé que robaran mis sueños, los usaron, los tiraron y estando en el suelo (y más abajo) los quemaron para dar calor con su sadismo a sus vidas vacías.

Dejé que robaran mi infancia y por temor a perderme entre juegos y fantasías dejé el resto a la caja de esperanzas con programas infructuosos que absorbió algo más que las ilusiones.

Dejé que robaran mi espontaneidad, esposándome al vicio del horario, a la rigidez del tiempo. Me entregué a la preocupación de las horas, los minutos y los segundos... sin darme cuenta que un segundo lo es todo y perdí años para aprovechar un sólo segundo a tu lado.

Dejé que robaran mis palabras y las modificaran según su vanidad y con ello destruyeran su sentido... las deprabaron con la cotidianidad de lo "moral".

Dejé que robaran mi humanidad, dándoles el poder de robotizarme con sonrisas externas y lágrimas internas. Poder para que me implementaran botones con funciones sociales y haciendo obsoleta mi individualidad.

He dejado que roben mi esencia, mis ideas y mi energía pues a cambio me prometieron protección, ahora lo entiendo... me protegen del mismo mal que han causado.

Dejé que robaran todo lo que soy, me prometí que no pasaría más. Evitarlos obsequiando antes lo que me queda. Tiempo, alma, futuro, no los necesito ante el vacío acaudalado que es mi vida. Intenté obsequitartelo, pero te gusta robar, de alguien más; ya había dejado que robaran mi ilusión, pero robé un poco de la tuya para regresártela compartida, parece que me la quedaré.


Una tarde más 'perdida' pensando en ti... mierda, ¿a quién engaño? pensando en mi y lo que quisiera que fueras.