El la miraba a ella, pero ella solo tenía ojos para el infinito que se cernía sobre sus pies, oscuro, nublado, sin sentido alguno de movimiento.
Ella avanzaba a tientas, buscando un destino reservado, y tropezando contra las adversidades de la desgracia que éste le ponía en el camino. Mientras, él, triste y preocupado, pero con una insignificante luz de esperanza en su alma, la agarraba a la muñeca pues no quería que ella cayera al abismo de la desdicha, aun sabiendo que jamas sería suya una mirada de la dama.
En el siguiente segundo, un negro agujero se cruzo en el camino de ella, y esta, sin verlo venir, resbaló en el borde. Su caida en nido de la tristeza eterna era inminente, pero en el último momento, sintió una fuerza desde el exterior que tiraba de ella, sacándola del abismo. Y por primera vez le vio.
Él la tenía agarrada de la muñeca, y no la soltaría jamás aunque tuviera que caer tambien. Cuando ella consiguió salir, le miró a los ojos, y fué entonces cuando el oscuro y nublado infinito se disipó, viendo en los ojos de él un arcoiris dorado.
Por primera vez en su vida, él consiguio hablarla, pidiéndola que no caminara mas, que retrocediera al pasado creándolo de nuevo junto a él, pero ella se negó alegando que jamás podría renunciar al destino, y un camino que se comienza, tiene que andarse hasta que un alma decida donde se encuentra el final, pero no debía realizarlo sola, sino con él.
Y juntos unieron sus caminos creando un vínculo que solo podría romperlo la union del cielo y de la tierra. |