i hate you
i love you
my motherfucked G
Me equivoco. Siempre termino equivocándome.
Y tú... tú tienes razón, por eso nunca te dejan jugar... Porque siempre ganas.
-aunque no te importe-
-aunque no quieras-
Sí, tenías razón, la esperanza no debería existir. Tenías razón, el amor no lo hace. Tenías razón.
La pieza no existe.
Y el rompecabezas...
El rompecabezas tampoco.
-y ese es el peor descubrimiento que has hecho-
-porque el rompecabezas...-
Durante la eterna noche en vela me di cuenta de que es muy fácil conformarse. Más fácil de lo que pensaba. Y me di cuenta de que no quieres conformarte. Esa es la esperanza.
Tenemos que hacer algo con ella.
Debemos lograr que se arroje de un edificio.
¿Cuanto tiempo llevamos diciendo lo mismo?
-llevas, digo, yo intentaba no creerte-
Íbamos tan bien, la esperanza ya caminaba por la cornisa, pero...
Me miraba, con tanta pena, con tanto miedo...
Que tomé su mano, otra vez.
Ya son cinco años.
Cinco.
Para mi es mucho tiempo.
No, espera!
Son seis.
Eso es más tiempo aún.
Caminaba por la cornisa, lloraba, y daba pequeños pasos. Pero tú, cobarde, tú no la dejaste avanzar más.
Ella no te dio pena.
Te dabas pena tú.
Debes aprender, debes imitarme.
Debes conformarte, debes ser miserable, felizmente miserable.
No quiero ser un miserable.
Me hartas, me aburres!
Quiero ser...
Miedo, te embarga.
Quiero ser algo.
Sé que puedo ser algo...
Pero tu voz se oye tan despacio.
Con tantos años fingiendo ya deberías poder, por lo menos, hablar con convicción.
No me gusta fingir, y menos que me obliges a ello.
Cuantos años?
Seis.
Fingiendo.
De verdad duele, yo sé que a ti también.
Sí, pero uno se acostumbra.
No quiero acostumbrarme.
No quiero tu conformidad.
No quiero tu miseria.
No quiero ser como tú.
Lo eres.
Somos el rompecabezas.
No existimos.
Pero duele.
Duele no existir.
Duele atravesar las paredes.
Más duele la desilución.
Por eso la confianza tampoco existe.
Te odio.
No sabes cuánto te odio.
Y aún así,
sigo obedeciéndote.
En todo.
my motherfucked G
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