Si ya no te quedan más lágrimas,
no llores, ríe...
(Shlomit Levin)
Debe haber un punto intermedio, entre las lágrimas y la risa, que supongo que es uno de lo más difíciles de dejar pasar...
El jueves me vine abajo, volví a llorar sin haber reído. Estaba en el ordenador del trabajo, intentando sacar adelante dos juicios para el día siguiente, enganchada al teléfono para que me pasaran algunos datos... Intentando no acordarme de ti, de no pensar en qué será de tu vida, y haciendo fuerza con mis glándulas lagrimales para evitar que se me corriera el rimmel, y con ello, perdiera parte de mi armadura, y los que estaban a mi alrededor, descubrieran que soy vulnerable, que ya no puedo más, ni con mi trabajo, ni con esto de echarte de menos...
Oí que Marta cerraba la puerta, y exploté, sola, ante la pantalla del ordenador, casi más por la rabia de haber vuelto a rendirme a tu recuerdo que por el dolor que me sigue causando tu ausencia. Antes de que se viniera abajo mi máscara de Ally McBeal, apreté con fuerza mis dientes, tragué saliva y reanudé mi tarea, al mismo tiempo que volvía a escribir eso de con la venia de su Señoría, esta parte se opone a la demanda formulada de contrario...
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