Un caso de Bay Street

Bélice era una chica joven de unos 22 años aproximadamente, una estatura alta, un cuerpo delgado y rostro de cristal.
Desde hacía unos años era huérfana y como no conseguía trabajo en el periódico, se dedicaba a cuidar niños.
La familia Richard estaba compuesta por el padre Mauricio, la esposa Eugenia y los dos hijos de un año y 18 años, Donald y Eric.
En el supermercado, en la góndola de verduras:
Bélice venía corriendo y sin querer la empujó tirando algunos productos de su carrito:
– Disculpe
– No te hagas problema- la observó por unos minutos
– ¿Bélice?
– Sí
– ¿No me recuerdas?
– No
– Soy la señora Richard vives en la vereda del frente, te conozco desde que eras un polluelo
– ¿Usted tomaba mate con mi abuela?
– Todavía huelo los exquisitos panqueques que solía preparar
– Los mejores, lástima que se fue – lo dijo fríamente
– ¿Apurada?
– Nos vemos
Esa misma noche le telefonearon mientras se acostaba con un chico que conoció en un boliche.
Como tenía manos libres se escucharon todos los gritos y suspiros.
A la mañana, se levantó, se bañó y tocó el timbre de su vecina:
– ¿Me llamó?
– Sí, pero olvídalo
– No, dígame
– Es que todos te recomiendan aquí, y necesito que cuides a mis chicos
– ¡Yo no necesito que me cuiden!
– ¡Eric!
– Espera mama que voy a buscar mi chupete
– ¿Cuándo?
– Hoy a las 17 hs, voy a una entrevista de trabajo
– Bárbaro

Estaba bebiendo un licuado con Manuel (el pibe del baile), cuando pasa Eric con su novia, y le guiñó el ojo.
En el supermercado:
– ¿Así que vos haces las tareas del hogar?
– ¿Vas a controlarnos?
– Sólo a ti
– ¿Perdón?
– Es linda
– ¿Quién?
– La chica con quien te paseabas
– No hay nada es mi amiga, alguien más se llevó mi mirada
– Bien galán, nos veremos
En la casa, la madre se preparaba, había un desorden enorme.
Hicieron una fiesta por el laburo.
Le dejó una nota: “Espero que puedas con esto, vengo a las 22 hs”.
Donald dormía y el otro se terminaba de duchar:
– Esperame en 5 minutos
– No vine por ti, me importa ganarme el pan de cada día
– Responsable y hermosa, lo que buscaba
Le sonrió.
Limpiaba la habitación más grande cuando la policía la acechaba y una noticia en la televisión decía que el padre estaba suelto.
Varios días trató miles de veces ocultarse y mantener las apariencias. Hasta que una vez, que regresaba de bailar con un pretendiente:
– ¿Che, cómo estás?
– ¿Qué haces esperándome Eric?
– Amigo, estás con una homicida
– ¿Qué dice este lunático?
– Sólo está celoso
– Y preocupado
– Vete Frank- se larga a llorar
Bastante furia se desencadenaba en los empujones y golpes hacia Eric, mientras intentaba ayudarla. De repente por los gritos la familia se despertó.
El clima era tenso, Bélice corre desesperadamente hacia un puente:
– ¿Qué sucede?
– Tengo un dolor en el pecho y no me lo puedo sacar
– Dime
– Es que no quiero
– ¿Qué? En mí podes confiar
– Mi padre está libre y quiere entregarme a las autoridades por un delito que no cometí, era un viejo calentón que quería violar a una amiga
– Sigue
– Cuando llegué tarde, había sangre la tomé entre mis manos
La abraza fuertemente.
Luego de 15 días.
En el centro comercial:
– Gracias por acompañarme, estoy asustada
– No tenes nada que ver
– Tengo miedo que me condenen
– ¿Condenen a qué? Yo no dejaré que te pase nada malo- se escuchan disparos
– ¿Hija eres tú?
– Aléjate de mí, gusano, mereces lo peor
La toma del cuello y le amenaza con una navaja.
Eric lo atacó, recibió una trompada pero resultó ileso.
La tomó como rehén pero cuando manejaba se acerca a una estación de servicio a cargar nafta y dos patrulleros la ven en el auto y lo arrestan.
Al amanecer le telefonea la señora Richard disculpándose en el nombre de todos y el hijo mayor le haría una propuesta de matrimonio.
FIN