Luego del tremendo lío que se armó por un tema de infidelidad, la radio quedó encendida, la puerta de entrada al departamento igualmente pero abierta,
y un sendero de cosas tiradas en el piso que alcanza hasta el pasillo que lleva al ascensor;
como serán los ecos de esta pelea, que aún existen vecinos que observan reticentes la escena ahora vacía atónitos por lo que sucedió,
alertas pues quizá vuelva a ocurrir otro percance similar de violencia familiar.
Rolo tomó los cabellos con furia pegando con desmedida fuerza un tirón hacia el costado,
que hizo hacer morder la lengua de Carmen además de doblar su cuello; siente impotencia de tirar tibios golpes antes que matar que es lo que en el fondo desea. Por este motivo la subió de un empujón al auto para luego partir hacia rumbo aparentemente incierto.
Carmen tiembla de miedo pues nunca antes vio semejante estado del alma con tanto parecido al diablo en el infierno, y obvio presiente que su vida corre serio peligro de extinguirse en los brazos del asesino; él siempre fue dócil pero ahora está hecho una fiera indomable, echando espuma por la boca y luces rojas por los encolerizados ojos.
-Vos te pensas que me vas a forrear toda la vida y yo no voy a decir nada ¿Para eso me jodiste tanto con que te de bola, para esto, para después irte a la mierda con el primer gil que se presenta.
Que te crees que no voy a saltar, que voy a tragar bilis porque a vos se te ocurre.
-Vos seguís curtiendo con Mirta la profesora de Geografía.
-Ah, y en cima lo admitís. Ahora vas a ver lo que te pasa. Rolo frenó bruscamente hundiendo la pierna en el pedal del medio, justo en el centro del puente que cruza el Riachuelo, y a trompadas de puño cerrado hizo descender a Carmen.
Ella se aferra a la baranda con pasión justificada rogando por su vida, pero igualmente desde su tambaleante perspectiva el mundo acaba de darse vueltas sin remedio salvador, cuando por desgracia él levanto su tobillo con la potencia de un simio haciéndola caer directamente al río podrido.
Pudo nadar algunos metros pero luego desapareció hundiéndose lentamente.
Al instante de la perdida Rolo pensó en suicidarse, pero no se alzó del coraje suficiente para tamaña empresa. Porfiado aún siente que tiene razón para justificar lo que con tanto valor vergonzante acaba de hacer, pero pensó como un mediocre,
esto será tema para los muchachos cuando este encerrado tras las rejas. Entonces aspiró profundo escupiendo hacia el vacío saliva asquerosa con sangre fresca, y comenzó a caminar dejando abandonado el automovil con el motor encendido;
Y como antes en el departamento, prendida la radio a todo volumen, justo en el dial que transmite en directo el debate en el senado, que dicho sea de paso, acaba de rechazar el proyecto de las retenciones móviles que ayer aprobaran en diputados.
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