Me dieron unas ganas idiotas de partirle el rostro, de marcarle en las mejillas regordetas que tiene alguna cicatriz que le recuerde lo cabra chica que puede ser.
Un buen amigo puso en su msn que cada persona obtiene lo que se merece y me dieron ganas de decirle a ella lo tonta que era. Me pregunto que clase de tonta cree todavía en el príncipe que vendrá a su ventana a cantarle serenata y pedirle que juntos lleven una vida de hadas, es que cuando la vi, ví su rostro y me di cuenta lo tonta que era.
Ella misma se cagó la vida, fue ella misma la que se metió con el casado, fue ella misma la que se daba por poco y después quería que la tomaran en serio, cada uno obtiene lo que se merece, y me pareció sano recordarle que se estaba equivocando, que ni de monja repararía todo. Que Dios no mira a las reincidentes, que la vida no te trata bonito cuando no te lo mereces.
Pero en fin, ella era la idiota que seguía creyendo lo mismo, pero aún así sentía compasión de ella, porque en algunas ocasiones lograba parecerse un poco a esa indomable mujer que todos querían poseer y que nadie lograba domar, algunas veces y con un poco de suerte lograba ser la Quintrala moderna, en un mundo acabado, durmiendo poco y soñando demasiado.
Me pregunto si algún día dejará de soñar con esas cosas que sabe, no sucederán, y es que es tan difícil conseguir que las personas sean personas y no animales sin fondo y ella parece no entenderlo.
En fin, me dieron ganas de sacarle la cresta, por tonta, pero luego me di cuenta que seguiría igual, es que es cruda y porfiada… quien mejor que yo para saberlo, si era yo la que estaba viendo ante un espejo.
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