En que difiere lo ridículamente bonito de lo excitante. Créeme, cuando estoy contigo me hago esa pregunta. Después de decírselo ella me miro con sus ojitos saltones, implorando para que le dijera que ella me excitaba. Luego con una gran sonrisa en mi boca le dije –creo que eres ridículamente excitante-. Por supuesto esa noche tal como las otras hicimos el amor en su apartamento. De alguna forma extraña yo siempre volvía a ese lugar, a esa cama, a esa boca, a ese cuerpo. Mis impulsos de hombre me impedían negarme. Yo siempre la buscaba a ella. Y ella con solo mirarme se me entregaba. Así paso todo un año, entre sexo, algo de vino, muchas locuras, y algo de verborrea. Hasta que llego marzo, y sentía la gran necesidad de decir esa frase que atormenta a los hombres y a algunas mujeres. Quería decirle que siempre había querido conocer a alguien como ella. Quería decirle que paráramos de cantar aquella canción, “spend the night together”, que cantábamos todas las noches. Queria cambiarla por algo como “spend the LIFE together”. En ese momento procedí a besarla, y entonces…escuche una puerta abrirse y una voz que decía:
–Sebastian, hora de levantarse-…
-ya voy mamá-, respondí.
Que lastima, no alcance a darle un último beso, espero que me perdone y vuelva a buscarme esta noche. Se que lo hará. Ella me confeso que no le gustaba pasar la noche sola, y yo le dije que la esperaría cada noche en mi cama.
Me gusta entrar en esta fantasía, después de todo, en que difiere de la realidad?.
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