Van cayendo los días esperando el frio invierno por llegar, y aunque aún brilla el Sol en el cielo, ansio sentir su gélido aliento en la nuca y rozar con las yemas de los dedos la cortante suavidad de sus besos.
Impersonal y vacio, frio como el saludo de un extraño, me siento a contar amaneceres y en el borde del abismo de mis ojos, el rocio regala diamantinos brillos a mi noche.
A veces, abrazo la madrugada con el ánsia del amante insatisfecho, con hambre de besos y caricias, con los brazos ateridos extendidos hacia mí.
Caricias extrañas me roban sueños y los recuerdos que tanto tiempo atesoré se deshacen entre mis dedos, resecos, marchitos. Son palabras olvidadas, escupidas al viento,...promesas vacias que se escapan por las costuras.
Dame frio, congela mi alma para no sentir, hiela mis manos que arañan el viento, trasnocha las ánsias que anhelan mi cuerpo,... dame el frio de saberte lejos.