Recostada en mi cama miro al techo y siento que se viene encima.
Suena el timbre. El techo vuelve a su lugar.
Abro la puerta. Es el cartero. Me entrega un sobre amarillo con enormes y prolijas letras negras que forman mi nombre. Un sobresalto interior se traduce en escalofrío.
Me siento en el sillón del living. Todo se tiñe del color del sobre. Estoy en el sobre. Un papel perfumado. Reconozco el aroma. Una rosa amarilla y una minúscula nota: “Lo siento, no iré”.
El techo me aplasta. No puedo salir del sobre. Ahora soy el sobre.
Texto agregado el 26-04-2004, y leído por 190
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Lectores Opinan
16-11-2004
Me gusta el ritmo. ¿El homenaje a Kafka es casual? haiduc
27-04-2004
Me parece precioso, como se confunden las historias y la realidad, el sobre real y el imaginario, como en Continuidad de los parques traveler
26-04-2004
sí te apoyo, es odioso cuando la gente falla darkgirl