Volver a los diecisiete… después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente… canta Mercedes y yo lo repito como ecos desde que siento que la vida avanza sin piedad y no puedo dejar de mirar hacia atrás y recordar cuando el año 2000 era el futuro, la ciencia ficción, la fantasía… ¡qué nostalgia de aquella infancia! ¡qué nostalgia de los juegos, de las siestas, las vacaciones interminables! ¿dónde quedó el reloj que no marcaba las horas? El mundo puso quinta y no paró más, la vida pasa como un viaje veloz en los trenes rápidos de Japón que no te permite divisar ni disfrutar el paisaje, la velocidad se ha apoderado de nuestras vidas y nos cuesta frenar.¡Quiero frenar!
Me bajo en la próxima estación y retomo mi marcha a pié… quiero sentir la brisa en el rostro, el calor del sol entibiar mi cuerpo, ver crecer mis hijos sin prisas. De ahora en más camino lento, camino mirando, camino aprendiendo, camino riendo…
Volver a los diecisiete porque fue el momento en que comencé a tomar decisiones, a soltarme de mis padres y hacer mi vida… me tiraré a la cama, como entonces, y soñaré mi futuro, delinearé mis días y me descubriré con la vida por delante.