HASTA PRONTO Mateo Malahora a Verónica Lucero Altamirano Cuando recibas tu dotación de guerra que no te falte el agua la ternura ni el fuego. Vigila que las uvas pasen revista al odre donde el vino reposa la embriaguez de la tarde. No dejes que la sed rompa sus cántaros. Copa su afán temprano. Invade su cuartel solitario. Emplaza tus banderas tu intrepidez de acero en posiciones elevadas, donde las fuentes riegan las sublevadas trovas cristalinas. No acampes los recuerdos en los terrenos bajos. La altura es necesaria en los campos de batalla. El olvido coloca en la mirilla. Enfoca los momentos felices. Dispara tu munición de ensueños y el regreso a mis brazos no tendrá escapatoria Retírate si avanza el desafecto. Acosa el desaliento en su estación de invierno. Y si la angustia esquiva su respuesta estratégica, destruye su refugio su fortín de congojas: Tu victoria de abrazos y el alegre regreso no albergarán peligro. Recuerda, no le huyas a mi amor cuando regreses de la guerra. Trae contigo tu equipaje de sueños. Hasta pronto. No hasta siempre.
Texto agregado el 13-07-2008, y leído por 90 visitantes. (2 votos)