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Nunca quise ser querido. Es mas, nunca entendí por qué alguien quiere ser querido. A mi me gusta querer, pero sentir que quiero porque quiero. No porque me quieren, o para que me quieran, o por respuesta a mi amor. A mi me gusta amar de verdad, sin necesidad de respuesta, sin transacción, sin intercambio. Y es muy difícil lograrlo, no por mí, sino por los demás, que quieren querer como respuesta.
La primera mujer a la que amé, era rubia, casi amarilla, como un campo de trigo maduro. Sus ojos celestes me llenaban de cielo de solo mirarme. Cada vez que me acercaba a ella, ya no deseaba alejarme nunca mas. Pensaba en ella, soñaba con ella, vivía casi su vida. Era feliz porque la amaba. Pero un día me di cuenta. Cuando estaba con ella, ella me acariciaba, me besaba. Entonces dudé: ¿Y si yo la amaba porque ella me amaba? ¿Y si lo que yo sentía era una respuesta a lo que ella sentía por mí? ¿Quién había empezado a querer antes? Bueno, eso igual ahora ya no importaba, porque compartíamos el amor. Pero por supuesto, ella me besaba, me decía que me quería, y eso me gustaba. Entonces yo le decía que la quería y la acariciaba. ¿Pero se lo decía porque la quería, o porque me gustaba que ella me quisiera? ¿La quería de verdad, o porque ella me quería? Y yo quería quererla de verdad, porque sí, no porque ella me quisiera. El amor verdadero no necesita respuesta, pensaba. Y ahora, ella, con su amor, me hacía dudar…
Así fue que se lo dije. Le dije que no quería que ella me quisiera, que no quería que me abrazara ni me besara. Que solo yo la iba a querer, pero que ella no debía responder, para que viera cuan puro era mi sentir. Ella respondió que no podría dejar de quererme. Entonces le dije que de ese modo, el que no la quería mas era yo. De sus ojos celestes salió ahora un mar azul de lágrimas. Pero a mi no me importó. Eso probaba que ella me quería, y yo no quería ser querido. Solo quería amar.
Otra vez me enamoré de una mujercita de pelo renegrido y de ojos achinados. A mi me parecía hermosa, y después de hablar varias veces con ella, supe que la amaba. Pero ella me rechazó. Dulcemente, porque era suave como el néctar, pero me rechazó. Esto era lo que yo esperaba. Ahora podía amar a alguien hermosa y dulce, merecedora de amor, pero al mismo tiempo amarla de verdad, porque ella no me respondía. Pasé mucho tiempo enamorado de ella. Cada vez que la veía le decía que la quería, y ella me decía que no podía responderme. Eso me agradaba, para poder amarla puramente. Le regalaba cosas, le decía cosas lindas y la cuidaba. Pero hice algo mal, y un día ella me dijo que de tanto perseguirla había logrado que ella pensara en mí, y que entonces descubrió que me amaba. Y me lo dijo, y trató de besarme. Por supuesto mi dolor fue terrible, y sin responder a su beso me alejé de ella amargado y triste. Nunca volví a verla, porque yo no quería ser querido.
Pasó mucho tiempo antes de enamorarme otra vez de alguien que no me quisiera. Parece como que la gente necesita responder al amor. ¿Que necesidad tienen? Aman como respuesta, y esperan respuesta del otro. Y el verdadero amor, ese que dicen los poetas, ese que dicen que es entrega total, que no importa la respuesta… ¿Dónde está?
¿Dónde está el “te amaré eternamente” o “No me importa otra cosa que amarte”?
Pero un día la conocí. Morena su piel, sus ojos morenos también, sus labios rojos y turgentes. Loco, loco por ella, me enamoré. Estaba tan enamorado que acepté que me quisiera, por el momento. Mi idea era tratar de enseñarle a que no me quisiera, pero me dejara amarla, así y todo. Pasó mucho tiempo, y yo seguía enamorado. Ella me respondía con amor, y cada vez yo insistía mas en que no me amara. Le dije que no me amara, pero no entendió. Un día llegué a gritarle, enojado, y luego, otro día, la tomé del cuello, furioso.
Entonces, aprendió. Hace ya tres días que se deja amar, y no me responde con amor. Hace tres días, cuando llego a casa me acerco a ella y hace como que no me ve. Quieta, se deja acariciar y besar y hasta amar, sin movimiento, sin respuesta alguna. Ahora si la quiero, mas que nunca, porque puedo amarla sin ser amado, sin que ella me responda. Solo me llama la atención que sus labios no están rojos ni turgentes, que su piel es fría y mas pálida, y no se por qué no espanta esa mosca de sus labios… Pero mientras pueda amarla sin ser amado…

Texto agregado el 12-07-2008, y leído por 357 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
26-11-2008 Buenisimo, no se porque al terminar de leerlo me puse a escuchar "i used to love her" de los guns and roses tuqui
16-11-2008 Interesante relato sobre el arte de amar. El término amor se utiliza como un comodín para la posesión, el sexo, la soledad... A todo se le llama amor, de ahí la confusión. Sentir verdaderamente amor es difícil, porque para ello hay que saberse amar a sí mismo. Ahí empieza la verdadera escuela del amor, como sujeto activo y pasivo. Me ha encantado esta lectura. maravillas
11-09-2008 Me resultó realmente profundo porque invita a reflexionar sobre la esencia auténtica del amor. Amor de conocimiento, amor desinteresado, amor posesivo, amor altruísta, amor tirano. Y por supuesto el final es apoteósico: una réplica perspicaz de que lo dicho -un amor tan divino- es un amor muerto. azulada
14-07-2008 Digno de vos, está muy bueno, beso Mónica PENSAMIENTO6
12-07-2008 Otra perspectiva, muy interesante, por cierto..dejas pensando, con un tema que da para mucho. Saludos. Mildemonios
12-07-2008 Tu historia me encantó..salvo el final..aunque también es bueno.. suna
 
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