Llena de lunas
Nunca conozco gente en los bares, o pubs. Nunca llegan mujeres a sentarse al lado de alguien solo. Pero cuando ocurre.
Llevaba 3 cervezas de litro, y me quedaban dos sin destapar. Alguien me tapó los ojos. Al sacar las manos, vi su cara. Era Bernardita aquella compañera de colegio, que nunca supe como decirle que me gustaba, hasta que se fue, sin decir nada.
Bernardita.
Nunca me imaginé algo así, era de película. Ella era tan inmaculada antes, tan bella, tan voluptuosa, la primera con cuerpo de mujer, alta. Seguía idéntica, un poco más sexy y más tostada.
Se tomó muchos tragos conmigo y pagó ella. Vendía propiedades, pero ganaba poco. Lo justo para vivir en una casita. Donde terminamos.
Estaba tan ebrio, que tomé agua para no vomitar. Lo malo fue que el alcohol bajó y me golpeo el estómago. Así que fui a cagar. Cuando estaba en eso. Se abrió la puerta y entro ella, se quedó parada frente a mí, se metió la mano en el pantalón y comenzó a masturbarse. Traté de pararme para follarla, pero no podía dejar de cagar. Esta imbécil, estaba excitadísima. Seguramente lo había planeado todo, y lo hacía con otros tipos, me había puesto seguramente un frasco de laxante, en partes pequeñas mientras me bebía los vasos.
De mi bolsillo saqué la salvación. Una pastilla de carbón. Bernardita iba por el tercer orgasmo cuando me hizo efecto, tenía los pantalones en las rodillas, y le chorreaba el jugo por los muslos. Como estaba sin pantalones todo fue muy rápido, simplemente se lo metí, y no dijo nada, hasta esbozó una sonrisa.
En el baño seguimos tirando, estaba todo pasado a mierda y me percaté que no me había limpiado. Pero seguí, todo lo que pude y más, quería destruirla pero ella era como caucho y no le pasaba nada, por más que le daba con todas las fuerzas. La volteé y seguí por el otro camino. Ella estaba en un éxtasis increíble, rezaba, incluso con la uña me dibujó unas cosas en la espalda. Seguí follando, una y otra vez con ella, yo cada vez era más fuerte, y ella más débil, yo ganaría al fin. Mis brazos eran columnas y mi cuerpo estaba hinchado, algo extraño me pasaba, me sentía un Aquiles en la cama.
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