AMORES EN EL CAMINO
Muy cerca de la noche,
muy cerca de las nubes de este ocaso
que amenaza abrumarnos
con su fuerza escarlata,
te he conocido, amable y andarina,
en encuentro fortuito y placentero.
Junto a mis pasos tu esbeltez airosa,
en sus preludios suaves,
donde la vida concentró sus dones
y la consciencia segregó su brillo,
donde la luz halló el mejor refugio
en las hebras terciadas de tu pelo,
y lo usó como espejo,
como imagen afín y semejante.
Las palabras cumplieron su tarea
de aventar pensamientos,
y eligieron aquellos que acercaban
a una zona común,
terreno de inquietudes compartidas,
convergencia improbable
de personas con mucha lejanía.
Paseando entre árboles disformes,
las huellas en la greda sin matices,
de amores conversaron
nuestras dos juventudes.
La tuya que es real y esplendorosa,
y la mía que sólo es el coraje
de no rendirme al tiempo.
Y fuiste, mi gentil conversadora,
mi pícara viajera,
tu mano alzada al viento,
la esperanza del goce
que cambió los discursos por sonrisas
de cómplice agudeza,
y promesas de lazos licenciosos
en la noche que pronto se cernía
|